Milenio

Tengo mis propios números

- POR GUSTAVO GARCÍA

Fin de año, cambio de sexenio. Tiempo de reflexión más allá del pesebre navideño: ¿Cómo está el cine en México? Maravillos­o, dicen los exhibidore­s; ¿cómo está el cine mexicano? Para llorar, dicen los espectador­es; sublime dicen los cineastas, sobre todo si hicieron una película minimalist­a para exhibición en festivales. Y ya se dieron las cifras mortales, del informe sexenal de Imcine, que tenía que entregar los tiliches a la nueva administra­ción (o a una reciclada) y del anual de la Cámara Nacional de la Industria Cinematogr­áfica y del Videograma. Si se les coloca como un papel traslúcido sobre los hábitos del cine, se tiene una radiografí­a inquietant­e.

Primero los datos de Canacine, sobre todo porque el informe de Imcine aporta tendencia, pero no cifras de 2012. Si éste afirma que en el 2011 se estrenaron 321 títulos, de cuales 62 fueron mexicanos, supongamos que la tendencia se conservó ahora. Los ingresos en taquilla del cine estadunide­nse fueron como para negar que haya crisis financiera en México: la más abusiva fue Los vengadores (Joss Weldon) que metió 827 millones de pesos; aún eliminando la mochada del 60 por ciento del exhibidor, la cifra es tremenda y explica por qué éste vive de rodillas ante Hollywood y tiene al material mexicano como un apestado incómodo. Porque, vamos a ver los ingresos del cine mexica: la película más taquillera fue Colosio (Carlos Bolado), que hizo 56 millones; le siguen La Cristiada (Dean Wright) con 54 millones, De

Panzazo (Rulfo y Loret de Mola) con 46 millones; la gran esperanza blanca era Santos vs. La Tetona Mendoza, que en tres semanas, apenas va llegando a los 9 millones y va de salida; le ha ido mejor a La vida precoz y breve de

Sabina Rivas, que en su sexta semana llevaba casi 27 y medio millones. Si sumamos los ingresos de los cinco títulos mexicanos, tendríamos, en número redondos, unos 193 millones de pesos, que se acerca penosament­e a lo que hizo la película estadunide­nse que quedó en décimo lugar, Blanca Nieves y

el Cazador (214 millones 670 mil pesos). Sospecho que no ayudaría mucho sumarle los ingresos de Después de Lucía, Viaje de generación y Post Tene

bras Lux. Ya ni mencionamo­s lo que ingresaron Batman, el caballero de la noche asciende, El sorprenden­te hombre araña, Amanecer 2, Madagascar 3

y Furia de titanes 2; la suma nos da varios miles de millones de pesos. Hay un leve plan con maña: casi todas las cintas de Estados Unidos destinadas a los públicos infantil y adolescent­e se presentan en formatos de 3-D e IMAX, y

ahora, con El Hobbit, en el apabullant­e HFR 3D ( High Frame Rate, una soberana jalada, si me preguntan) cuyo boleto cuesta mucho más que el normal, al que está condenada una película mexicana; es decir, un mega estreno de Hollywood

no sólo puede abarcar mil 700 copias, como vimos en El hombre araña y El

Hobbit, sino que la mayoría tiene un precio de boleto impensable en un producto local. ¿Cómo está el cine mexicano? Si le preguntan a Carlos Reygadas, Michel Franco y otros cineastas multipremi­ados en los festivales, no puede estar mejor. Si le preguntan a los espectador­es, la mayoría contestará con otra pregunta: ¿Hay cine mexicano? ¿Cómo está el cine en México? Mejor que nunca, también coincidirá­n exhibidore­s y los productore­s de Hollywood mientras cuentan sus millones: un cuento de Navidad hecho realidad.

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