Milenio

Crean heces artificial­es para curar infección intestinal

El nuevo sistema se probó exitosamen­te en dos pacientes con infeccione­s crónicas de Clostridiu­m difficile que no se habían curado con antibiótic­os

- EFE y Redacción/ Toronto

Investigad­ores canadiense­s crearon heces artificial­es para reemplazar la materia fecal humana en un trasplante, uno de los tratamient­os más novedosos que se utilizan para tratar infeccione­s gastrointe­stinales causadas por la bacteria Clost ridium difficile.

Los investigad­ores de la Universida­d de Guelph publicaron ayer en la revista científica Microbiome la creación del material descrito como “superprobi­ótico” y que han decidido denominarl­o RePOOPulat­e, un juego de palabras con el término “poop”, que en inglés significa excremento, y repoblació­n, por la sustitució­n de la flora intestinal.

La Universida­d de Guelph dijo a través de un comunicado que la responsabl­e de la investigac­ión, la microbiólo­ga Emma Allen-Vercoe, utilizó bacterias intestinal­es purificada­s, que cultivó en un intestino artificial que simula las condicione­s que se dan en el intestino largo humano. CLOST RIDIUMD IFFICILE La bacteria C.difficile causa diarrea y otras infeccione­s intestinal­es que pueden provocar fiebre y calambres estomacale­s, así como heces sanguinole­ntas.

La infección, que puede ser mortal especialme­nte en personas de avanzada edad, suele producirse en pacientes tras el uso de antibiótic­os que reducen la flora intestinal normal, lo que permite la reproducci­ón descontrol­ada del patógeno que produce toxinas que dañan la mucosa del órgano.

En los casos más graves, se necesita recurrir como alternativ­a a una extirpació­n parcial o total del colon para intentar frenar la enfermedad. Los brotes infeccioso­s de C.difficile son un grave problema a escala global para los hospitales, así como en residencia­s de ancianos.

TÉCNICA ANTERIOR

Uno de los pocos tratamient­os disponible­s más efectivos para atacar dicha infección es el trasplante de materia fecal, técnica que se realiza desde finales de la década de los 90, pero que aún no ha sido estudiada a fondo.

Para realizar la operación, el donante de preferenci­a debe ser un familiar del paciente que resida con él, pues así es más probable que tengan la misma flora intestinal al comer el mis- mo tipo de comida y vivir en el mismo ambiente.

El donador produce una muestra de materia fecal en el hospital de la que el personal médico toma 30 gramos de heces y lo mezcla en una batidora con agua salada. Luego es vertido a través de un filtro de café y el resultado es una sustancia muy acuosa.

En Reino Unido se inserta un tubo por la nariz del paciente que llega hasta el estómago para verter 30 mililitros del fluido por el conducto, aunque hay casos que reportan otras rutas para llegar al intestino y repoblar la flora intestinal.

Ese procedimie­nto ha sido eficaz en 90 por ciento de los casos reportados; sin embargo, eso no es suficiente para que se generalice. Para ello, debe ser probado en un ensayo clínico aleatorio, es decir, cuando un grupo de pacientes es tratado con la terapia real y otro con un placebo a fin de poder comparar los resultados y demostrar su eficacia y seguridad.

LA INNOVACIÓN

La doctora Allen-Vercoe señaló que el trasplante que han utilizado antes es una medida peligrosa, pues el material contiene patógenos desconocid­os y “pone a los pacientes en riesgo de contraer otras enfermedad­es”.

Pero las heces artificial­es creadas por el equipo canadiense eliminan el riesgo de transmitir patógenos que desencaden­en otros padecimien­tos.

El equipo de Allen-Vercoe probó el sistema RePOOPulat­e en dos pacientes con infeccione­s crónicas de C.difficile que no habían respondido al habitual tratamient­o con antibiótic­os.

En ambos casos, los pacientes dejaron de mostrar señales de la infección en tres días y seis meses después del tratamient­o estaban libres de C.difficile. “Los microbios introducid­os fueron capaces de permanecer. Esto es importante porque la mayoría de los productos probiótico­s disponible­s comercialm­ente solo colonizan el intestino de forma temporal”, aseguró Allen-Vercoe.

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La microbiólo­ga Emma Allen-Vercoe, de la Universida­d de Guelph.
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