México, país de malos ciudadanos
Parece buena persona, el taxista que me lleva por las calles de Aguascalientes. Yo, de cualquier manera, soy un conversador compulsivo (charlo con todos, excepto aquellos que me responden con gruñidos disuasorios). Éste me resulta un interlocutor entusiasta y aprovecha la ocasión para soltarme sus lamentaciones del momento: resulta que aquí, en esta ciudad tan limpia y ordenada, las autoridades municipales han colocado cámaras ocultas que miden la velocidad de los coches; si vas más rápido de lo permitido, te toman una foto y te la envían a casa con la correspondiente infracción. Yo pensaría, con perdón, que es una muy buena medida: controlas a los conductores imprudentes, mejoras la seguridad en la vía pública y, encima, te agencias una buena plata para las arcas de la ciudad. Pero nuestro hombre no está de acuerdo: la disposición, dice, nos va a perjudicar a los usuarios de sus servicios. Por ejemplo, si llevas prisa porque se te hizo tarde para llegar a la terminal de los buses o el aeropuerto, el taxi no podrá ir a mayor velocidad. Ah, y me cuenta que la gente ha llamado masivamente a los informativos de la radio para quejarse. Y no ha faltado, desde luego, el leguleyo de turno, el “experto” en legalismos que avisa que es algo “anticonstitucional” (así las gastamos aquí: nos acomodamos cínicamente a todo tipo de irregularidades, pero cuando nuestros gobernantes intentan meternos en el redil recurrimos a invocaciones tremendísimas: denunciamos “represiones”, “actos violatorios de la garantías individuales”, “vejaciones de los derechos humanos”, etcétera, etcétera, etcétera…).
O sea, que disponer mecanismos para que las personas respeten y acaten los reglamentos está mal: sería “inconstitucional”, en el más extremo de los casos. Pues, vaya ciudadanos tan delicaditos que somos. No hay manera de lograr que nos comportemos con el debido civismo, ni por las buenas ni por las malas. Nos ofuscamos. Nos incomodamos. Nos molestamos.
Con el permiso de ustedes, qué jodida está nuestra ciudadanía…