Atrapado por la banca
Pasan los partidos, los entrenadores y Luis García sigue sin ser titular en Pumas; el delantero dice estar tranquilo y asume el reto de pelear un sitio
No es fácil este tipo de situaciones, mientras esté tranquilo con mi trabajo aquí voy a seguir” Cuando no juegas, te sientes incómodo, no estás a gusto. El entrenador sabe que cuenta conmigo”
LUIS GARCÍA
Delantero de Pumas
El año pasado, cuando Pumas anunció el fichaje de Luis García, la llegada del español a Ciudad Universitaria fue valorada como una de las mejores contrataciones; Universidad se hacía de los servicios de un tipo con una clase comprobada y calado en varias ligas del mundo.
Pero algo ha pasado en el camino, primero las lesiones impidieron que Lucho fuera un jugador clave en el arranque del torneo anterior, después Joaquín del Olmo echó mano de él solo como relevo. Y con Mario Carrillo ya se conocen las historias. Luis no pudo desprenderse del peto de suplente.
En los tiempos de Del Olmo y Carrillo, se rumoró que había situaciones extracancha con García, nada comprobado. Pero cuando Antonio Torres Servín se quedó como entrenador interino en tres juegos, tampoco tiró Lucho para que fuera titular. Y en el 2013 la historia no ha tenido variaciones, el español se mantiene en la banca, atrapado en la ansiedad de ser titular, de tener un poco más de chances para mostrar su calidad.
La experiencia acumulada en su trayectoria le ayuda para no perder los nervios, pero Lucho subraya que es en la cancha donde se sentiría más cómodo. “Todos los futbolistas queremos jugar, lo hemos hablado infinidad de veces, cuando no juegas te sientes incómodo, no estás a gusto”, aunque prioriza que “lo más importante es sentirse bien con uno mismo, estoy haciendo un buen trabajo, no tengo duda de ello, el entrenador lo sabe y para mí es lo más importante, que entienda y sepa que puede contar conmigo en cualquier momento y a partir de ahí esperar mi oportunidad”.
Los escenarios no gustan, Luis quisiera aparecer en la foto inicial de cada encuentro, pero también es consciente de que esa oportunidad puede presentarse en cualquier momento y ahí es donde deberá estar espabilado para derrochar la calidad que posee. “Es un torneo en el que se van a presentar muchos momentos complicados y hay que tirar de todos los jugadores, hay que intentar estar al máximo, si bajo los brazos y cuando me toque no lo hago bien, puede perjudicarme a mí y al equipo”.
La tribuna del Estadio Olímpico Universitario no puede encontrar una explicación del porqué Lucho no es titular, pero Luis sí halla razonamientos para su situación.
“Al fi nal, un entrenador tiene que llevar a cabo una serie de sistemas para cada partido, ahora él (Torres Servín) está contando con Martín (Bravo) y Lalo (Herrera) arriba. Creo que le gusta jugar con un tipo que vaya fuerte por arriba; yo tengo que esperar mi turno, Martín está jugando muy bien, ¿por quién lo cambia?, hay que esperarse, soy consciente de que todos los jugadores en Pumas tienen mucho nivel”.
En síntesis: “El entrenador tiene una manera de jugar y en ese esquema ahora mismo no entro, quizá dentro de dos semanas sí, o incluso esta semana, ve tú a saber”, pero tampoco entra el juego de la polémica dialéctica cuando se le cuestiona si aún le queda algo por demostrar. “Después de tantos años, tengo que demostrar poco, lo que tengo que hacer es aportar cosas, lo único que se le puede exigir a un jugador es que cuando entre al campo dé el cien por ciento, sea un minuto, cinco, o los que sean”.
Luis García tampoco es un tipo que capitule fácilmente, esta situación no le quita la ilusión con la que llegó al club, cuando se planteó conquistar más éxitos para su hoja de vida, él fi rmó por dos años y en Ciudad Universitaria se siente cómodo y no se detiene a vislumbrar el futuro.
“Estoy muy a gusto aquí, cuando vine lo hice con muchísima ilusión y con las ganas de conseguir títulos con esta institución, evidentemente no es fácil vivir este tipo de situaciones, pero mientras yo esté en tranquilo con mi trabajo, aquí voy a seguir. No tengo esa mentalidad de moverme cada seis meses”. LA