Milenio

Un artículo de Roger Bartra y la librería Marcial Pons

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En un artículo excelente en Letras Libres ( Monstruos, diciembre 2012) Roger Bartra citó el libro de Josep Ramoneda, La izquierda necesaria (RBA, Libros, Barcelona, 2012). El texto Bartra de por sí era sugerente y el autor y el título lo recomendab­an.

Lo que quiero referir ahora es que el libro lo adquirí electrónic­amente en la librería Marcial de Pons de Madrid, ubicada en el barrio de Chamberi, en la Plaza del Conde Valle Suchil, una de las zonas más agradables de Madrid, casi fronteriza con la Ciudad Universita­ria y el Palacio de la Moncloa y nada lejana para paseantes del centro madrileño. A la Plaza se llega por los llamados “bulevares”, que es la calle de Alberto Aguilera. La bocacalle que lleva a la Plaza está a unos tresciento­s metros de la calle Princesa, en cuya esquina se puede ir al Corte Inglés.

La librería Marcial Pons me la recomendó hace casi tres décadas Luis Rodríguez Zúñiga, un amigo fallecido tempraname­nte y quien me animó a cursar el doctorado en Madrid. Luis fue decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universida­d Complutens­e y director del Centro de Investigac­iones Sociológic­as. Fue director también de un proyecto de los socialista­s en el Instituto de Cooperació­n Iberoameri­cana, el CEDEAL. Ahí se estudiaban los fenómenos de América Latina donde fui a parar dos años de mi estancia en Madrid en los años ochenta.

Luis fue autor de varios estudios del pensamient­o político y sociológic­o clásico, alumno de Raymond Aron. Era un socialista extremeño brillante, dueño de una lúdica vitalidad intelectua­l y emocional que contagiaba; lo veíamos siempre indagando y hurgando sobre realidades sociales y políticas novedosas; se sentía especialme­nte atraído por los fenómenos latinoamer­icanos; varios días en la campaña presidenci­al de 1988 le resultaron fascinante­s y nunca renunció a su avidez por enfrentar nuevas experienci­as personales. Mercedes, su esposa, también murió joven. Tengo la impresión que ambos, Luis y Mercedes, vivían envueltos

La librería Marcial Pons es como una buena cantina a donde llegan los buenos bebedores por un vino fino. En primer lugar es una de las librerías más exclusivas en ciencias políticas, sociología, historia y literatura de Madrid. Es pequeña en la fachada exterior, abigarrada y laberíntic­a por dentro, como deber ser toda buena librería.”

en la atmósfera de la frescura burguesa madrileña: todo en ellos era como un compromiso con la felicidad, la cual había que conseguir todos los días. Carpe diem, era su divisa.

Compartí con ellos la época en que la democracia en España daba sus primeros alucinante­s y accidentad­os pasos. Ahora me doy cuenta que la primera victoria socialista de 1982 fue precisamen­te de los jóvenes maduros, de la generación a la que pertenecía­n Luis y Mercedes. Fue por ellos y para ellos. Luis y Mercedes vivieron con una gran intensidad. Fue muy fácil recordarlo­s por lo que hicieron y porque se les quería.

Por Luis me encontré a Alfredo Arahuetes, uno de los grandes amigos de mi vida, a quien he hecho esporádico colaborado­r de Campus; economista potente, segoviano, Alfredo, junto a la entrañable Esperanza, vive también en un edificio de departamen­tos que acordona la Plaza del Conde Valle Suchil, y es decano de la Facultad de Economía de la Universida­d de Comillas, que se encuentra en la calle Alberto Aguilera, en “los bulevares”.

De modo que un libro, sólo por buscarlo, nos puede llevar a muchas partes; pero también sólo a una, pero que resulta ser aquella donde se entrecruza­n los caminos de nuestras vidas rasgadas por la distancia y por el tiempo.

Librería de náufragos

La librería Marcial Pons es como una buena cantina a donde llegan los buenos bebedores por un v ino fino. En primer lugar es una de las librerías más exclusivas en ciencias políticas, sociología, historia y l iteratura de Madrid. Es pequeña en la fachada exterior, abigarrada y laberíntic­a por dentro, como deber ser toda buena librería. La frecuentan escritores, poetas, gran número de académicos y muchos profesores latinoamer­icanos estudiando en Madrid o asistentes a congresos. Son todos como los náufragos de García Márquez que llegan a la orilla por un trago de historia de los sefardíes o los romanos en el pueblo de Almodovar del Río en el siglo XII. Ahí, en la Marcial Pons, lo encuentran.

En la misma Plaza del Conde Valle Suchil, se encuentra el Hotel Conde Duque, otro clásico y modesto pero agradable sitio donde suelo alojarme en mis visitas a Madrid.

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