Conacyt: puentes y muros (primera de dos partes)
La semana pasada, el Presidente de la República le dio posesión al nuevo director general del Conacyt. El nombramiento recayó en Enrique Cabrero, quien hasta esa fecha se desempeñaba como director general del CIDE. Los dos discursos ahí pronunciados exponen ideas que seguramente estarán presentes en las directrices nacionales para el sexenio que recién inicia. El título que encabeza este texto corresponde a la mención que Cabrero hizo de una frase de Newton: “los hombres construimos demasiados muros y no suficientes fuentes”. Tomada como divisa, pareciera que ese fue el espíritu que campeó en ambos discursos.
Las palabras de Enrique Peña Nieto tuvieron como propósito expreso: “significar el valor, importancia y prioridad que tendrá ...la inversión que hagamos en ciencia y tecnología, pero además la definición de políticas públicas”. Recalcó que el principal asunto ahí presente no es meramente el incremento de fondos o metas de inversión, sino de hacer un uso distinto y óptimo de la CyT.
Como lo mencionó en la campaña electoral y lo ratificó en el discurso del primero de diciembre, para EPN los objetivos para el sector son: incrementar la inversión pública, llegando al uno por ciento del PIB; generar mecanismos que permitan consolidar el desarrollo regional y de las entidades federativas; incorporar, en los procesos productivos, la innovación a partir de la ciencia y la tecnología. En suma, la CyT deberá tener presencia y papel definidos en las cinco grandes metas nacionales que presidan su gobierno.
En abono de esos propósitos, mencionó alguno de los hechos tangibles ya impulsados: a) el presupuesto para el sector superó ya los 70 mil millones, un 18 por ciento más que el año anterior; b) el Conacyt llega ya a 28.3 mil millones, un 13 por ciento más; c) se crean nuevos programas con dotación presupuestal, tal es el caso del de Innovación Tecnológica “para negocios de valor agregado” (tres mil millones) ó el de Desarrollo Científico y Tecnológico (2,500 millones).
Parte central del discurso fue el conjunto de “instrucciones” que dio al nuevo director del Conacyt. Entre ellas están: a) diseñar una “hoja de ruta”, conjuntamente con la SHCP y la Secretaría de Economía, para duplicar y triplicar la inversión sector con un horizonte de seis y 10 años; b) diseñar políticas públicas diferenciadas que impulsen programas de CyT en regiones y estados; c) fortalecer al SNI; d) concretar, con la SEP y la Secretaría de Economía, un “verdadero” Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología que, entre otros propósitos, permita generar un mayor valor agregado en la producción nacional; e) fortalecer la vinculación entre el gobierno, los sectores productivos y la academia.
Desde que se fundó el Conacyt, 42 años atrás, en el arranque de una administración federal no había tal cúmulo de definiciones y acciones consecuentes con el desarrollo de ese sector. A más tardar en mayo, y previsiblemente en diciembre, se podrá observar la convalidación de esos propósitos cuando se definan el Plan Nacional de desarrollo y el programa sectorial respectivo.
El Presidente se dio tiempo para elogios y anuncios. De los primeros, el dirigido al director saliente, Enrique Villa (“públicamente le quiero extender mi más amplio reconocimiento por la gran labor que realizara al frente de esta gran institución”) y para José Narro, por encabezar la iniciativa planteada en el documento, Hacia una agencia nacional de ciencia, tecnología e innovación, así como sugerirle la fórmula para el incremento presupuestal del sector y alcanzar la meta del uno por ciento del PIB en su financiamiento.
Entre los anuncios están dos principales: desechar la idea de la transformación del Conacyt en una secretaría (“no se trata de generar mayor burocracia”); igualmente, hacer pública la decisión de nombrar a Francisco Bolívar Zapata como el principal asesor Presidencial en esa materia, dándole continuidad a las labores que desarrolló en el periodo de transición.
En la próxima entrega me referiré al discurso del nuevo director del Conacyt, así como a varias de las propuestas consignadas en un libro publicado un sexenio atrás. Desde que se fundó el Conacyt, 42 años atrás, en el arranque de una administración federal no había tal cúmulo de definiciones y acciones consecuentes con el desarrollo de ese sector”