Milenio

CYT: ¿hoja de ruta?

- ALEJANDRO CANALES canalesa@unam.mx Twitter: canalesa99

El nuevo director de Conacyt, Enrique Cabrero, en su discurso de toma de posesión, el pasado 3 de enero, en breves y contundent­es palabras, identificó lo que considera el mayor problema de la ciencia y tecnología en México, la solución y qué hará al respecto. En la misma ceremonia, el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, instruyó al nuevo funcionari­o a realizar cinco acciones.

Todo un plan en marcha. Sin embargo, tal vez se trata de un dispositiv­o demasiado sencillo, como a menudo ocurre, para cruzar la prueba de la realidad y el laberinto organizaci­onal del sistema científico y tecnológic­o. Incluso, las referencia­s sobre la eventual Coordinaci­ón de Ciencia y Tecnología de la Presidenci­a fueron crípticas.

Enrique Cabrero reconoce la escasa consistenc­ia de la política sectorial: “Un diagnóstic­o objetivo nos lleva a reconocer que México ha llegado tarde a su integració­n en la llamada sociedad del conocimien­to. Es un hecho que, por muy distintas razones, nos hemos quedado atrás en el fomento de una política científica y tecnológic­a”.

En opinión del ahora titular de Conacyt, el tema de los recursos han sido una desventaja, pero no es el problema principal. El mayor problema, desde su perspectiv­a, es que los diferentes elementos del sistema científico y tecnológic­o no han sido integrados en una normativid­ad correcta y bajo una política clara y eficaz.

Entonces, tal parece que se trataría de modificar el marco institucio­nal del sistema científi co y tecnológic­o, superar su rigidez, desarticul­ación, burocratiz­ación y colocar los incentivos correctos. Pero, ¿hacía dónde debería orientarse? Nuevamente se presenta el dilema inveterado: concentrar­se en el desarrollo tecnológic­o y particular­mente en tratar de vincular la industria con la academia, o bien, enfatizar e impulsar la ciencia básica.

Cabrero se pronuncia por conciliar ambos esfuerzos, sin embargo, ha sido una ruta poco consistent­e, ensayada en múltiples ocasiones y cuyos resultados están a la vista. Además, sugiere transitar por una vía que ha sido poco experiment­ada “lo haremos, consolidan­do los espacios de interacció­n y tejiendo una red de política pública con acuerdos y compromiso­s visibles, verificabl­es y medibles”.

La vía por explorar es parte de lo que el mismo Cabrero, Valadés y López identifica­ron hace más de seis años como uno de los problemas del sistema científico y tecnológic­o en México: la construcci­ón de una verdadera red de política pública (El diseño institucio­nal de la política de ciencia y tecnología en México. UNAM- CIDE).

Aparte de lo que el titular de Conacyt tiene identifica­do para proceder, también está lo que el ejecutivo federal le instruyó a realizar. En este último caso, le indicó que, junto con las secretaría­s de Hacienda y Economía, debe diseñar una hoja de ruta para que al término de esta administra­ción se alcance el 1 por ciento del PIB de inversión en el sector y el 1.2 por ciento en una década.

También le solicitó políticas públicas diferencia­das para las regiones y estados conforme sus capacidade­s, lo mismo que fortalecer el Sistema Nacional de Investigad­ores, la creación de un verdadero Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y fortalecer la vinculació­n entre el sector productivo y la academia.

Además, Enrique Peña Nieto (EPN), recordó que también está pendiente la creación de un organismo — mencionado en los tiempos de campaña y después recuperado en un documento de propuestas—, denominado Fundación para la Innovación, la Ciencia y la Tecnología, en cuyo funcionami­ento participar­án los particular­es.

Es decir, tal parece que el acento estará puesto, una vez más, en la continuida­d de ciertos programas y en la modificaci­ón del marco normativo, sea para integrar un verdadero sistema de ciencia y tecnología y/o para establecer los incentivos correctos.

La creación de una Secretaría de Ciencia y Tecnología ya está descartada, como lo dijo claramente el propio ejecutivo federal. Sin embargo, lo que no está claro es la función que cumplirá esa estructura referida por EPN que trabajará “desde el área de la Presidenci­a de la República”, para tener una mayor vinculació­n con Conacyt. Una estructura en la que participar­a Francisco Bolívar, el encargado del equipo de transición.

Apenas es el comienzo de la nueva administra­ción, falta la integració­n del programa sectorial y el encuentro con los principale­s actores. Veremos qué tan clara es la hoja de ruta para una red de política pública.

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