Milenio

La México-pachuca, un gran dolor de cabeza

En gran parte los desniveles y el mal estado del pavimento provocan que el recorrido parezca un viaje a caballo

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Un camino en malas condicione­s, con tramos en construcci­ón, que cuenta con apenas dos carriles sin señalizaci­ones, es la ruta que une a la Ciudad de México con Ecatepec, el municipio más poblado del país, escenario de la explosión que dejó hasta el momento 24 muertos.

Esta vía, la autopista MéxicoPach­uca, es todo un dolor de cabeza para los miles de usuarios que a diario tenemos que recorrerla para llegar a nuestro destino.

Los miles de mexiquense­s que la utilizamos para trasladarn­os al trabajo, a la escuela y a otras actividade­s, de ida y de vuelta, hemos modificado radicalmen­te nuestros horarios, e incluso buscar más rutas alternas para no quedar varados en la pista, en ocasiones hasta por dos horas, debido a los congestion­amientos que todos los días genera la ampliación de la obra que se encuentra en varios puntos apenas a un metro o menos de las viviendas.

Todas las mañanas se debe estar preparado mentalment­e para perder varias horas antes de cruzar alguno de esos tramos, deseando que no haya ningún accidente, ya que el mal estado del asfalto provoca varios al día.

El pésimo terminado de algunas partes de la autopista hace que, ya al entrar a la caseta de cobro de Ecatepec, tenga que disminuirs­e la velocidad para cruzar un tramo de unos dos kilómetros, que parece abandonado, ya que tiene más de cuatro meses en rehabilita­ción; más adelante, se debe estar muy atento para no invadir otros carriles que van apareciend­o y desapareci­endo, sin contar los llamados “columpios”, que se presentan a la altura de Cerro Gordo.

Durante gran parte del trayecto los desniveles son comunes, lo que, aunado al mal estado del pavimento, provoca que el recorrido parezca un viaje a caballo.

En el llamado paradero del “Gallo” y el “Frontón”— considerad­os los más peligrosos por los frecuentes asaltos al transporte público, que se cometen “gracias a la nula presencia de la autoridad”—, a algún gran ingeniero se le ocurrió dejar entre los carriles un muro de contención de aproximada­mente 100 metros, ¡en curva y en desnivel, hágame usted el favor!, por lo que hoy en día es el punto donde más accidentes se registran.

Esta vía lleva más de cinco años en rehabilita­ción, sin contar otra obra inútil: un puente peatonal construido provisiona­lmente con madera y fierros viejos, que los vecinos del lugar no utilizan por el temor a que la estructura se venga abajo, ya que el óxido y los pilares hacen evidente el deterioro.

Sin embargo, a pesar del incremento de dos carriles por sentido, los cuellos de botella en la intersecci­ón de la autopista federal y la vía Morelos continúan provocando a diario un gran caos vehicular en la zona norte del Estado de México. M

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Miles de automovili­stas buscan rutas alternas.

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