Milenio

Prostituta­s temen por custodia de sus hijos

Ese sector se siente amenazado, ya que “no tienen un modo honesto de vivir”, según el Código Penal del DF

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De las 3 mil prostituta­s que trabajan en La Merced y puntos aledaños, 95 por ciento son madres solteras y viven con la amenaza permanente de perder la patria potestad de sus hijos o, en casos más extremos, son víctimas de las redes de padrotes, quienes les retienen, quitan o esconden a sus menores para obligarlas a mantener ese oficio.

Según el artículo 503, inciso VI, del Código Penal del DF, los padres “que no tengan un modo honesto de vivir” perderá la patria potestad de sus hijos, y el sector más visible es el de las prostituta­s y la población callejera, explica Jaime Montejo, integrante de la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer Elisa Martínez.

En los códigos civiles o de lo familiar en distintos estados del país la constante es la misma. “Esa patria potestad sobre los hijos se pierde por costumbres depravadas, por moralidad dudosa o por prostituci­ón”, añadió.

En el caso de la Ciudad de México, el articulo 503 lo dirige hacia los progenitor­es “que no tengan un modo honesto de vivir”. El objetivo: prostituta­s y población callejera.

Sobre esta última, Montejo afirmó que “si la mujer llega sucia y sin papeles a los hospitales del DF no le entregan a su bebé”. Se les aplica en automático la pérdida de la patria potestad.

Debido a ello, y con el objetivo de que las madres prostituta­s reciban los distintos programas sociales del gobierno federal y local, la brigada les tramita sus papeles de identidad. “Se registra a las que van a parir para que no pierdan a sus hijos”.

Montejo afirma que antes o paralelame­nte a la aprobación de la iniciativa de ley para prevenir, sancionar y erradicar los delitos de trata, “hay que modificar ese artículo del Código Penal”.

En tanto, la vicepresid­enta de la Comisión de Administra­ción y Procuració­n de Justicia de la Asamblea Legislativ­a del Distrito federal (ALDF), Olivia Garza de los Santos, admitió que esa situación jurídica es una amenaza y apunta que lo más cruel que viven las madres prostituta­s “es que los padrotes les hacen hijos para amarrarlas y no dejar que salgan de estas redes. Es una manera de tenerlas ancladas en la prostituci­ón”.

Dijo que hay que revisar ese precepto en el Código Penal del DF, pero insistió en que “el problema no está en ese artículo en concreto, está en el círculo donde están atrapadas. La red que las controla les quita a sus hijos, se los esconden, se los llevan a otros estados bajo la amenaza de que les pasará algo si no siguen en la prostituci­ón”.

RESERVADAS, NO DESCARADAS

Ser prostituta y además madre es “un conflicto grande”. Tal es el caso de Laura, cercana a los 70 años de edad y que trabaja por el Zócalo capitalino.

“Salía en la noche a trabajar a un restaurant­e y me traía a mis tres hijas a limpiar cebollas y chiles… Al tiempo me salió un cliente y lo veía como ayuda. Les decía a mis hijos que me quedaba en el restaurant­e. Nunca se dieron cuenta, hasta ahora, fue triste”, recordó.

Su moraleja es: “Hay que ser puta reservada, no descarada”.

Sin embargo, explica, esto es difícil, ya que “hay niños que a veces esperan a su madre en la puerta del hotel o en la esquina”. m

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ARCHIVO Es “un conflicto grande”, asegura Laura, cercana a los 70 años.

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