Milenio

Axtel: de madre a mamacita

- HUGO GONZÁLEZ hugo.gonzalez@milenio.com Twitter: @hugogonzal­ez1

Hace un par de meses varios estábamos cafeteando a Axtel porque, en medio de las deliberaci­ones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre los criterios usados por la Comisión Federal de Telecomuni­caciones (Cofetel) para aplicar las tarifas de interconex­ión de 2005 a 2007, pensábamos que la firma regiomonta­na no podría hacer frente a una resolución adversa, pues implicaba que pagara a Telcel como mínimo 1,800 millones de pesos.

Hasta el momento Axtel todavía no la libra, porque la Cofetel debe fijar nuevamente las tarifas que se debieron cobrar para ese periodo, pero la empresa está muy confiada en que el regulador ratificará la tarifa de antaño y que no se afectarán sus finanzas, lo que le ha permitido emprender una serie de estrategia­s de desarrollo de red y servicios.

Muchos pensábamos que el futuro de Axtel estaba muy comprometi­do y que debería pensar en la posibilida­d de venderse a un operador más grande, pues en unos meses podría valer (una o pura) madre.

Sin embargo, parece que la resolución de la Corte, la tardanza de la Cofetel para fijar la tarifa del periodo 2005-2007, la posibilida­d de que Axtel se incluya en la próxima muestra representa­tiva del IPC, y sobre todo la aprobación para que haya 100 por ciento de inversión extranjera en telefonía fija, ponen a la firma regiomonta­na en una categoría de mamacita que muchos van a cortejar.

Sin embargo, no creo que el mayor pretendien­te sea Alestra, porque si bien desde hace muchos años se ha hablado de una sinergia entre ambas empresas, el flujo de 36 millones de dólares y la deuda de 142 millones dólares que trae la filial de Alfa me hacen pensar que intentar adquirir Axtel sería una apuesta riesgosa. Más bien, creo que otro operador extranjero incluso un nuevo inversioni­sta del sector son las opciones más viables para casarse con esta operadora que se está poniendo como quiere.

BONO

Sobre el bono colocado por Televisa hace unos días, llaman la atención dos cosas: uno, la colocación en pesos es cada vez más aceptada, lo que demuestra que de algo sirvió apretarnos tantos años el cinturón; y dos, el plazo a 30 años que le dan los inversioni­stas a Televisa es casi un regalo de 6 mil 500 millones de pesos, porque ¿te puedes imaginar qué estarás haciendo en treinta años cuando se tenga que pagar el bono? Uuu…

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