Llevar el sello Tec es vivir una experiencia completa
Originaria de Ciudad Valles, San Luis Potosí, Gisela Lara Huizar supo que formaría parte de las fi las del Tecnológico de Monterrey después de un tour escolar de preparatoria, y desde ese día se ha dedicado a vivir esa experiencia al máximo.
El Campus San Luis Potosí del Tec de Monterrey se encuentra a cuatro horas de su hogar, por lo que Gisela tuvo que hacer maletas y mudarse a una casa de asistencia cerca de la institución, aunque no pasaría mucho tiempo ahí, pues pronto se involucraría con actividades extracurriculares que no le darían tiempo ni de descansar.
“Fue una decisión difícil el dejar a mi familia y venirme a San Luis a vivir sola en una casa de asistencia, considerando que somos una familia muy unida, pero supe que valdría la pena, y hoy, a un semestre de graduarme, no me arrepiento de esa decisión”, dice.
Después de graduarse de preparatoria con sólo 29 compañeros, llegar a la agitada vida del Tec de Monterrey la hizo cambiar, ahora se puede ver a Gisela “de arriba para abajo, haciendo tareas, trabajos en equipo, etc”.
El Tecnológico de Monterrey busca ofrecer a sus alumnos una experiencia educativa integral, se vuelve una universidad en la que los jóvenes no sólo acuden a sentarse a un escritorio a tomar clase, sino que tienen a su total alcance actividades en Difusión Cultural, el departamento de Deportes, pueden formar parte de grupos estudiantiles, y hasta crear nuevos talleres.
“Venir a clases e irte es desperdiciar muchas oportunidades de desarrollo personal como las que brindan los grupos de liderazgo, deportivos, de organización de eventos, internacionalización, servicio social, etc. El Tec es capaz de darnos una formación profesional pero es cuestión de cada alumno el desarrollarse en otros aspectos”.
Lo primero que llamó su atención de su nuevo hogar fueron las actividades de liderazgo, y desde el segundo semestre formó parte de la Sociedad de Alumnos de Administración Financiera, y unos semestres más se volvió presidenta del grupo.
Para Gisela Lara, el participar en actividades extracurriculares es algo educativo pero también muy divertido. Fue instructora de Project Adventure, un programa de aprendizaje basado en experiencias de aventura en la que aprendió a hacer nudos, escalar, practicar protocolos de seguridad, perdió miedo a las alturas, aprendió a trabajar en equipo, y más. “Dar sesiones Project me enseñó un gran sentido de responsabilidad, ya que la seguridad de los participantes estaban en nuestras manos”, comenta.
No puede negar que formar parte del Tec de Monterrey es muy divertido, y su experiencia en Project Adventure es sólo un ejemplo, pues también ha disfrutado viajes de estudios en los que además de convivir con sus compañeros de carrera se sumerge en la vida financiera real.
Tuvo la oportunidad de viajar a Nueva York a visitar Wall Street y otras instituciones financieras de la ciudad, y pisó Washington D. C. como representante de su campus en el Modelo de las Naciones Unidas, en el que jugó el rol de delegada de Holanda en la Asamble General.
“Este evento internacional me sirvió para darme cuenta qe como alumna del Tec estoy a la altura de competir con alumnos de todo el mundo, me dio una perspectiva del mundo y conocí a muchos otros jóvenes de mi edad interesados en ser agentes de cambio y en participar en este tipo de eventos detonadores de ideas”, explica Gisela.
Viajes, cursos, talleres, grupos estudiantiles y otras actividades en las que Gisela ha participado, quedarán siempre en su memoria como momentos inolvidables, y le permitirán decir que no sólo estudió en el Tec de Monterrey, sino que vivió la experiencia de hacerlo.
“Para mí el Tec es más que la universidad en la que estudio, es el conjunto de experiencias, buenas o malas, que me han moldeado como persona. Ha sido mi segunda casa en estos últimos cuatro años, a veces pasando más tiempo ahí que en la propia”, comenta la alumna.
Por el lado de su vida estudiantil, la joven potosina destaca el gran trabajo que el profesor Gerardo Mendoza hizo no sólo en su clase Ética en el Ejercicio Profesional, sino en su vida, pues asegura que cursar esa materia la ha transformado.
“Me enseñó que el único camino para el actuar, que muchas veces es el más difícil, es el camino ético, que debemos buscar siempre el ser los mejores en lo que hacemos y sobre todo, hacerlo con gusto.
“A buscar siempre el camino de la auto construcción personal, de buscar aprender algo nuevo cada día y a no dejarnos corromper por nada ni nadie. A aprender a no trabajar simplemente por ganar dinero, sino por la satisfacción que el mismo ejercicio de mi profesión me brindará”.