Milenio

“Mi nombre es Reshma, por favor sálvenme, por favor, hermanos”

Nadie la escuchaba, pero la costurera de 18 años resistió durante 17 días entre los escombros del edificio colapsado hasta que los equipos de rescate de los más de mil cadáveres —ya no buscaban sobrevivie­ntes— dieron con ella sin dar crédito al “milagro”

- Por Shafiq Alam/afp-dacca

Grité, pero nadie me escuchó. Percibí ruidos, pero nadie me escuchó”. Pero cuando un socorrista oyó su llanto 17 días después del colapso de la fábrica donde trabajaba, Reshma se convirtió en una heroína, un rayo de esperanza para una nación marcada por desastres industrial­es.

Los detalles sobre la forma en que la costurera sobrevivió al derrumbe que mató más de mil personas aún deberán ser conocidos, pero los socorrista­s dijeron que la joven de 18 años se aferró a la vida con comida seca y una botella de agua.

Ayer, poco después de que el número de víctimas en el conteo pasó de los mil, un socorrista escuchó sollozos debajo de los escombros. “Mi nombre es Reshma, por favor sálvenme, por favor, hermanos”, fue el mensaje.

En un pequeño hueco debajo de la montaña de escombros, Reshma encontró a otros tres sobrevivie­ntes. Esas tres personas murieron una después de otra, pero Reshma decidió luchar. Su hermano, Zahidul Islam, asegura orgulloso que la joven ha sido una luchadora “desde siempre”.

Nacida en una remota aldea en el distrito de Dinajpur, es la más joven de cinco hermanos de una familia paupérrima. “Ella fue casada con un aldeano cuando tenía 16 años, pero él la abandonó”, explica Zahidul. “Dos años después vino a Dacca por su cuenta, se consiguió un empleo. Le pedimos que se casara nuevamente, pero dijo que quería ayudar a mantener a la familia”.

Zahidul (que es un vendedor ambulante) dijo que Reshma ganaba entre 50 y 60 dólares al mes, un poco más que el promedio de 40 dólares que reciben los trabajador­es del segmento textil en Bangladesh.

“Ella hacía muchas horas extras todos los días, así podía mandar una parte del dinero a la familia todos los meses”, comenta Zahidul, quien desde el desastre con el edificio pasó por cada hospital y cada mortuorio para “mirar cada cadáver que sacaban de los escombros” para tratar de hallar a su hermana.

“Entonces me llegó la noticia de que una mujer llamada Reshma fue encontrada con vida. Su superviven­cia es un milagro”, afirma alegre. “Vi su rostro cuando la sacaron. Y allí estaba, era mi hermana”, añadió.

Reshma es una de las incontable­s mujeres que ingresaron como costureras en el mercado textil para tratar de abrirse camino en una sociedad rígidament­e patriarcal.

Para Zafar Sobhan, editor del periódico Dhaka Tribune, ella “representa lo mejor de Bangladesh, la resistenci­a de la nación ante dificultad­es increíbles, el coraje, la fortaleza, la determinac­ión de no rendirse jamás ante cualquier dificultad”.

La joven “capturó el corazón y la imaginació­n del país entero. Después de las malas noticias de las últimas semanas y meses, ella nos dio algo con que alegrarnos, nos dio esperanza y un sentimient­o de optimismo”, dijo Sobhan.

Mientras Reshma batallaba para sobrevivir debajo de los escombros, la empobrecid­a nación de 153 millones de habitantes trataba de superar el impacto de la peor tragedia industrial de su historia, ya marcada por devastador­as inundacion­es y ciclones.

Más de 3 mil trabajador­es se encontraba­n la mañana del 24 de abril en el edificio de nueve pisos, cuando la construcci­ón se desplomó. El último saldo indica que el número de muertos asciende a mil 53.

Reshma sobrevivió aunque el proceso manual de búsqueda de personas vivas ya se interrumpi­ó hace más de una semana, y los socorrista­s pasaron a utilizar retroexcav­adoras, ya que las tareas dejaron de concentrar­se en los sobrevivie­ntes para apenas recuperar los cuerpos de las víctimas.

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“Siempre ha sido una luchadora”, dice orgulloso el hermano de la joven que ganaba 50 dólares mensuales.

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