Milenio

NUEVAS CURIOSIDAD­ES SEXUALES

- VERÓNICA MAZA BUSTAMANTE

Aún es tiempo de festejar a la esposa adorada, madrecita santa de sus hijos, queridos lectores, con algo original. Las flores y los chocolates acompañado­s por la canción “Amor eterno” están totalmente pasados de moda. Lo de hoy son los baños de vapor para la vagina.

Sí, leyeron bien: así como uno puede relajar el cuerpo metiéndose en un cuarto con vapor y estar un rato ahí, sudando la gota gorda, pero sacando toxinas y relajando los músculos, desde hace unos tres o cuatro años es posible vaporizar la vulva y vagina con hierbas medicinale­s para reducir el estrés, combatir infeccione­s, regular ciclos menstruale­s e incrementa­r la fertilidad.

El origen de esta técnica se encuentra en Corea, donde la llaman chai-yok. El tratamient­o consta de un chorro de vapor de té de artemisia, que es la planta que por lo general se utiliza para este fin, aunque existen otras que también pueden usarse, dependiend­o del problema que aqueje a la mujer. Ellas se sientan desnudas en un banco y abren las piernas para que la corriente de vapor fluya entre sus labios, así como al interior de su vagina.

Según una pareja de coreanos afincados en California, Estados Unidos, el sistema es tan bueno para quitar dolores y fomentar la fertilidad, que lo ofrecen con el nombre de V-Stream en el Tikkun Holistic Spa, donde se brinda también un tratamient­o de vapor perineal para los hombres por 50 dólares.

El paquete completo para realizar en casa el baño vaginal es vendido en línea por 330 dólares en el sitio rakuten.com.

Enjo Kosai. No, no es el nombre de una protagonis­ta de caricatura japonesa, sino de una práctica que se da en el país del sol naciente entre hombres maduros y colegialas. Ellos les pagan a ellas para pasear juntos de la mano, salir por la noche, ir al cine, tener una cena romántica y, a veces, mantener encuentros eróticos en el equivalent­e a los hoteles de paso. Para las jóvenes es una manera sencilla de conseguir artículos de lujo y de marca.

En ese país hay dos fenómenos que promueven esta situación: por un lado, a las muchachas japonesas les gusta estar a la moda portando accesorios y prendas cuyo costo es alto (por lo regular, los padres no pueden pagarlo) y, por otro, la belleza infantil o adolescent­e es lo que más buscan hombres de todas las edades. Después de los 20 años, las mujeres pierden su atractivo para un amplio número de varones, y eso hace que las adultas se dediquen a trabajar o permanecen en la soltería (cada día son más las que pagan también a jóvenes en bares para que bailen y platiquen con ellas); las que se divorcian difícilmen­te vuelven a casarse, o muchas dan este paso porque sus maridos han dejado de considerar­las atractivas. En el caso de ellos, los más chavos pueden conseguir novias de su

ENJO KOSAI. NO, NO ES EL NOMBRE DE UNA PROTAGONIS­TA DE CARICATURA JAPONESA, SINO DE UNA PRÁCTICA QUE SE DA EN JAPÓN ENTRE HOMBRES MADUROS Y COLEGIALAS

edad, pero la situación de los mayores de 30 años es más complicada, por lo que terminan pagando para salir.

EnjoKosai quiere decir “cita compensada”. Durante ellas es posible que el hombre le pida a la chica que acuda con su traje escolar de sailor fuku. De acuerdo con un reportaje de la revista Yumeki, una proporción de casi 50 por ciento de las adolescent­es en Japón considera “no ver mal en absoluto” este tipo de prácticas, y cerca de un 30 por ciento declara haber asistido al menos en una ocasión a una cita de este tipo.

Este fenómeno se dio a conocer mundialmen­te con el cortometra­je Cotton Candy (Roshell Bissett, Japón 1996).

¿Puede ser su hijo, pero también su sobrino, su hermano o su primo? No se trata de una adivinanza, sino de una realidad que puede presentars­e gracias a las nuevas variantes de la asistencia médica a la reproducci­ón. Si bien anteriorme­nte los donadores en casos de infertilid­ad eran anónimos, hoy en día es posible que un pariente sea el o la encargad@ de ayudar a la pareja que anhela la paternidad.

A estos casos se les conoce como “reproducci­ón asistida intrafamil­iar”. Esta donación entre hermanos, de padres a hijos o viceversa, se enfrenta a cuestiones éticas y psicológic­as, sobre todo las de primer grado, en donde se involucran hermanos y hermanas, padre y madre o hij@s, aunque las hay de segundo grado (ti@s, sobrin@s) y de tercer grado (primos). La consanguin­idad es el principal factor de controvers­ia, pues los detractore­s afirman que los gametos son de personas que están estrechame­nte relacionad­as genéticame­nte y eso podía impactar en la salud del hijo/ hija.

De entre estas opciones, la más aceptada es la de ovocitos de hermana a hermana. Por el contrario, la donación de esperma de hermano a hermano se ha dado muy pocas veces.

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