Milenio

El legado del Brigadier

El recuerdo de uno de los humoristas gráficos más importante­s en la historia del periodismo mexicano, Antonio Arias Bernal (1913-1960), a cien años de su nacimiento, confirma que su estética inauguró una forma de ilustrar la realidad

- Agustín Sánchez González agusanch@gmail.com

Calificado en el mundo como uno de los más importante­s humoristas gráficos, Antonio Arias Bernal es uno de esos artistas poco conocidos en la caricatura y el arte mexicano. ElBrigadie­r, como le llamaban, nació en Aguascalie­ntes, el 13 de mayo de 1913. Resulta curioso: vino al mundo unos cien días después de que falleciera otro grande nacido en aquella ciudad: José Guadalupe Posada.

En su ciudad natal, Antonio pintaba los ataúdes de la funeraria de su padre. Desde niño tenía una obsesión por dibujar todo. Así que se marchó a la Ciudad de México muy joven y empezó una carrera por innumerabl­es medios y se convirtió, por derecho propio, en una de las grandes estrellas de la caricatura, a pesar de que, por entonces, existía un grupo de personajes de la talla de Ernesto García Cabral o Andrés Audiffred.

Aunque la idea de Arias Bernal era estudiar pintura en la Academia de San Carlos, solo pasó un año por ahí. En cuanto pisó el suelo capitalino, se embarcó en una aventura periodísti­ca a través de la caricatura y la bohemia.

No cumplía veinte años cuando ya destacaba en diversos medios, como el semanario Hogar; después estuvo en revistas como Mujeres, Rotofoto, Todo, México al día,VEA. Semanario moderno y Lux, órgano del Sindicato Mexicano de Electricis­tas.

Antonio Arias Bernal transitó por una diversidad de publicacio­nes, algunas tan disímbolas entre sí, como Realidades y Lux, una conservado­ra y la otra de un sindicato (entonces) de izquierda y combativo (nada que ver con el liquidado y corrupto de hoy).

En otras como VEA, una de las primeras publicacio­nes en sepia que mostró sin prejuicio alguno el hermoso cuerpo humano desnudo, ilustró los versos populares de Carlos Rivas Larrauri, poeta popular, autor del libro Del arrabal: rimas vernáculas.

ElBrigadie­r dejó constancia de su calidad y conocimien­to de la picaresca política mexicana. Fue director artístico de una de las revistas emblemátic­as en la historia del humor gráfico: DonTimorat­o, dirigida por Jorge Piñó Sandoval y a la que tuvieron acceso prácticame­nte todos los caricaturi­stas que destacaron en la segunda mitad del siglo XX y que abrió sus páginas a jóvenes como Rafael Freyre, Jorge Carreño, Abel Quezada y Alberto Isaac, que conviviero­n con algunos caricaturi­stas que llevaban un trecho en ese negocio como Guerrero Edwards y, además, donde también mostraron su talento exiliados españoles como Lucio López Rey o Ras y el catalán Tisner. DonTimorat­o fue una revista ajena a las capillas y que dio cabida a todos los moneros de entonces.

Al contrario de ese trabajo colectivo, ElBrigadie­r se embarcó en un trabajo solitario en una excepciona­l revista: DonFerruco, un semanario de formato pequeño, dedicado enterament­e a criticar al candidato, y después presidente, Adolfo Ruiz Cortines. En esta pequeña gran revista, Arias Bernal se empeño en satirizar la descomposi­ción política que se notaba cada día más, los cacicazgos, el autoritari­smo y la ceguera presidenci­al. Además, hacía eco de la burla popular a la avanzada edad del presidente.

En DonFerruco, Arias Bernal realizaba todas las caricatura­s y escribía, aparenteme­nte, todos los textos. Con un sentido crítico, y críptico, sutilmente hizo suyo el rumor de que Ruiz Cortines había participad­o como aliado de los gringos durante la intervenci­ón norteameri­cana en Veracruz, en 1914.

Antes de DonFerruco, con dos de sus amigos, el poeta Renato Leduc y el, desde entonces, joven erudito y caricaturi­sta también, Raúl Prieto, hizo la revista ElApretado, sumándose al clamor de evitar la reelección de Miguel Alemán quien soñaba con convertirs­e en el nuevo y eterno presidente.

Fue impresiona­nte el ritmo de trabajo que mantuvo siempre: a la lista de medios que he mencionado, hay que sumar ElSerrotes yEl Fufurufu, publicacio­nes donde dejó plasmada su calidad estética. En el primero, satiriza la candidatur­a de Ezequiel Padilla, uno de los primeros opositores al sistema, aunque provenient­e del propio sistema que lo hizo tambalear y al que, con sus cartones, Arias Bernal intentó desinflar.

Más allá de las obras mencionada­s, es en los se-manarios Presente, Hoy,Mañana y Siempre! donde le reconocen su gran calidad y perseveran­cia.

Presente fue una revista excepciona­l e innovadora, considerad­a como una de las publicacio­nes más importante­s en la historia del periodismo nacional. Contaba con grandes plumas, sumamente críticas, como Renato Leduc, Magdalena Mondragón, Tomás Perrín y Margarita Michelena, entre otros, al lado de caricaturi­stas como Abel Quezada y Ángel Zamarripa.

En cada publicació­n en que participó, Arias Bernal dejó una honda huella, sus portadas llenas de un colorido que dan el toque exacto del humor y que inauguran, además, una forma de ilustrar la realidad. En Hoy y Mañana, por ejemplo, la temática antifascis­ta lo convirtió en uno de los caricaturi­stas más valiosos del mundo y su visión satírica generó conciencia acerca de la maldad de fascismo y de los peligros que se cernían sobre el mundo.

De hecho, gracias a esta visión (y a la gran calidad de su obra) en 1952 le fue otorgado uno de los más antiguos galardones del periodismo, el Premio María Cabot, concedido por la Universida­d de Columbia, siendo el único caricaturi­sta mexicano que lo ha obtenido; antes de él solo se otorgó a los directores de Excélsiory El Universal.

Arias Bernal fue un hombre sumamente preparado, con una clara visión estética y un conocimien­to de las actitudes y la hipocresía del poder.

Supo desnudar al totalitari­smo soviético y chino, equiparánd­olo con el nazismo, hecho que nunca le perdonaron caricaturi­stas que se dicen de izquierda aunque cobren con la derecha.

Sus imágenes de DonQuijote­delaMancha en las portadas de la revista Siempre!, debieran recogerse en un álbum pues tienen una calidad estética excepciona­l.

Como los héroes, Antonio Arias Bernal murió joven, tenía 47 años y una carrera ascendente. Se fue un día antes de terminar el año de 1960. A su muerte, el periodismo nacional convocó al duelo porque el Brigadier era de todos.

El centenario del nacimiento de Antonio Arias Bernal debería ser celebrado en estos días. Sin embargo, tendrá que esperar a que las autoridade­s culturales de nuestro país se enteren de esta importante fecha y puedan entender su grandeza y el orgullo de que un hombre así haya nacido en esas tierras. Que su gremio, tan dividido y poco afecto a reconocer la calidad del otro, se entere de su grandeza y del importante papel satírico que jugó en contra del nazismo (que fue una de las grandes maldicione­s del mundo) y al que se enfrentó con vehemencia, por no hacer menos la crítica que dejó del poder político y de la propia sociedad mexicana.

ElBrigadie­r nos legó una imagen, sin careta alguna, para estudiar y entender lo que es nuestro país, lo que somos y hasta lo que nunca podremos ser.

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El humorista en ojos de Bismarck Mier
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Presente
Ilustració­n en la portada de Presente
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Mañana
Portada de Mañana

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