Una sola batalla
La única pregunta legítima que me produce Cincodemayo:Labatalla, es por qué dos productores tan experimentados como Bernardo Gómez y Emilio Azcárraga permitieron que el director utilizara un cámara en mano que marea al espectador. La pregunta no es frívola; menos cuando estamos claramente frente a un film de productor y no de director. Si lo que Rafa Lara (el director) estaba buscando era un look fílmico entonces reniega de su pasado televisivo. Grave. Pareciera no haber visto tele tipo BBC o HBO. Hay más valores artísticos en una serie como GameofThrones que en muchos productos premiados en Cannes. GameofThrones, de hecho, es un ejemplo interesante en favor del uso de una imagen limpia que permita narrar claramente lo que sucede en el campo de batalla. Tanto en Game ofThrones como en Cincodemayo, la batalla es importante, pero en Cincodemayo la batalla es toda la apuesta y el efecto cámara en mano trabaja en contra del verdadero reto estilístico y narrativo (en suma, artístico) de esta obra. En realidad, toda la historia de amor y las mínimas historias paralelas estorban; Cincodemayo es una película sobre la que vale la pena detenerse porque afronta el reto de narrar una muy larga batalla, algo a lo que ningún productor se ha enfrentado en este país. Por cierto, no recuerdo otra película que aspire a contar una sola batalla. En EnriqueV, en Rescatando al soldado Ryan, en el IvánelTerrible de Eisenstein, las batallas son fundamentales, pero ninguna de estas películas se centra solamente en una batalla. Buen intento. Suficiente para decir que, independientemente de la avalancha de críticas destructivas, Cincode mayo es un filme importante que, además, navega contra la corriente que ha hecho de México un país tan ambivalente con respecto a su pasado. Los mexicanos suelen adorar, por un lado, al país, y por el otro criticarlo con furor. Crítica y elogio desmedidos son manifestaciones de un mismo hecho: el mexicano, en tanto que mexicano, suele tener baja autoestima. Si Cincodemayo lucha en contra de esta baja autoestima (que se manifiesta también entre los críticos que halagan cualquier película mexicana o los que destruyen cualquier película mexicana) entonces felicidades. La investigación documental está bien hecha y algo inédito en México: hay diseño de producción, esto es, planeación de los cortes entre escena y escena, entre secuencia y secuencia.
Por último, no es casual que el cinco de mayo sea la fiesta de los hispanos en Estados Unidos. México, en esta batalla, se estaba alineando como un país americano que dejaba atrás su pasado como virreinato europeo. Pero también los historiadores “serios” se la van a cargar con esta película por el hecho de haber puesto a los liberales como buenos en todo terreno y a los conservadores como traidores malévolos; sin embargo hay que entender que Cincode mayo no tiene aspiraciones de ser la última palabra en torno a la intervención francesa. En la simplicidad de su premisa está lo grande de sus aspiraciones: narrar el desarrollo de una batalla. Nada más.