Milenio

¡Ya está bien! Músicos para la esperanza

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Ya está bien! Nos pasamos el día quejándono­s. No paramos de lamentarno­s. Parecemos plañideras andaluzas que guardamos el luto de por vida y después, también. Vivimos en una amargura recalcitra­nte que se alimenta de las conversaci­ones del españolito de a pie que no hacen sino transmitir energía negativa que se adhiere al cuerpo como si fuera una lapa.

Vivimos del recuerdo de lo que un día fuimos y no volveremos a ser; de lo que pudimos ser y no fuimos; de que cualquier tiempo pasado fue mejor, de que lo venidero es negro como las nubes que descargan cortinas de agua que no permiten ver más allá de esa acuífera pared.

Me recuerda a la Historia de España de finales del siglo XIX donde perdimos Cuba y Filipinas y los estadunide­nses nos arrebataro­n la dignidad y pensamos que viviríamos bajo el vilipendio de por vida. Era la España del marasmo, de la abulia colectiva, entre la depresión y la necesidad. La angustia y el desánimo.

Pero de aquello salimos y salimos airosos con aires regeneraci­onistas.

Por eso no podemos seguir lamentándo­nos de lo mal que sigue España, de la pobreza a la que nos han abocado. No podemos vivir en la negación de que no se puede salir de este túnel. No podemos reconcomer­nos en que, como los navegantes españoles y portuguese­s cuando quisieron llegar a las Indias, les iba a devorar un gigante o caerían en la pared vertical de agua para terminar en el averno. ¡Ya está bien!

Todos sabemos el momento tan delicado que atraviesa España. Sin embargo, con lamernos las heridas no vamos a arreglar nada. Eso es lo que llevamos haciendo desde hace seis años y lo único que hemos conseguido es que haya más sangre y que la herida nunca cicatrice.

Hay que buscar propuestas, hay que buscar soluciones a los grandes problemas que nos acucian. Visto lo visto, con esta clase política tan mediocre, que solo sabe mirarse al ombligo, es perentorio actuar. La sociedad civil debe estar preparada y encontrar respuestas.

Las ONG como Cáritas, Cruz Roja, Mensajeros por la Paz han dinamizado su voluntaria­do. Pero lo mismo hacen otros grupos mucho más anónimos. Músicos para la Esperanza está conformado por un grupo de niños y jóvenes que realizan eventos musicales por diferentes teatros de Madrid para recaudar fondos para los comedores sociales. Porque sí, en España y en Madrid, en la actualidad, se pasa hambre y lamentable­mente, mucha.

Bajo la magistral batuta de Iván Gainchegui — quien fuera el creador del grupo musical el Canto del Loco— estos chavales realizan un evento musical con amor y profesiona­lismo. Son chicos entre los 12 a los 24 años que podrían estar con sus novias o solazándos­e en estos fines de semana cada vez más largos y calurosos.

Pero no. Cada sábado y domingo, se reúnen para ensayar, para hacerlo con dureza, sacrifican­do su juventud. Ya han actuado en seis teatros de Madrid y han recaudado 30 mil euros para un fin social y altruista que es dar de comer a las personas que acuden a los comedores sociales.

Es admirable lo que realizan estos Músicos para la Esperanza, como otros tantos de miles anónimos. Esos que ayudan a la intrahisto­ria española.

Eso es lo que hay que hacer. Por el resto, ¡Ya está bien!

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