Zacatecas,
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ZACATECAS. La traza urbana de la ciudad de Zacatecas nos remite a Guanajuato por sus calles tan estrechas; sin embargo, la comparación termina sanamente al diferenciar el tipo de construcciones que alberga a sus habitantes. Ambas nacieron como pueblos mineros, pero Zacatecas se distinguió por el uso de la cantera rosa que lucen como tarjeta de presentación los arcos del acueducto entrando a la capital.
Llegamos a la hora de la comida y lo hicimos en un lugar típico: Los Dorados de Villa, instalado en una casona tan antigua como todo lo que cuelga de sus paredes entre fotos de Villa y sus Dorados; lo mismo se puede ver un fonógrafo antiguo RCA Víctor con caja de púas, que un teléfono Ericsson de la época. En el menú tipo periódico viejo, la estrella principal es el Pozole Verde, además de la gran variedad de platillos. Hay que elegir rápido, pues el lugar sólo está abierto de tres a cinco de la tarde.
Después, pasear por el Centro Histórico declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1993, para bajar la comida fue la actividad obligada. Entramos al Museo de Rafael Coronel en el ex convento de San Francisco, que data de 1567, y en donde se encuentra un acervo de cerca de mil máscaras, únicas e irrepetibles, además de esculturas, títeres y otros objetos de arte que el pintor coleccionara durante 40 años. Fundada el 8 de septiembre de 1546, Zacatecas conserva muchas construcciones de los siglos XVI Y XVII en perfecto estado, como la catedral dedicada a la Virgen de la Asunción, construida entre 1730 y 1760, con una fachada tipo barroco, siendo el templo principal de la diócesis de Zacatecas y, aunque ahora en remodelación, no deja de ser uno de los atractivos turísticos más visitado.
A menos de una calle, el Teatro Calderón luce también todo su esplendor. Llamado así en honor del dramaturgo jalisciense Fernando Calderón, fue inaugurado el 16 de mayo de 1897. Más Llevar ropa cómoda y zapato tenis o bajo, chamarra para la noche, gorra o sombrero, lentes para sol, cámara fotográfica, bloqueador y mochila pequeña para los recuerdos tarde, visitamos el templo de Santo Domingo, que en su interior conserva diez retablos de santos labrados en madera estofada. Dedicado a San Ignacio de Loyola, perteneció a los jesuitas y fue dedicado a San Ignacio de Loyola, formando parte del Colegio San Luís Gonzaga. Al ser expulsados los jesuitas en el siglo XVIII, pasó a ser de los dominicos, quienes lo dedicaron a Santo Domingo de Guzmán, siendo ahora el Museo Pedro Coronel.
Posteriormente, hicimos el circuito “Del subsuelo al cielo de Zacatecas”, uno de los más visitados: la Mina del Edén, El Teleférico y el histórico Cerro de la Bufa. A 378 años de actividad, la mina fue cerrada en 1964 para iniciar operaciones como atractivo turístico en 1975. En las salas de su museo se muestran rocas y minerales de la re- gión. También está la discoteca La Mina Club, con capacidad para 200 personas y el socavón está acondicionado para bajar 340 metros a pie o a bordo del tren minero y llegar al teleférico inaugurado en 1979. El trayecto al Cerro de la Bufa, que significa vejiga de cerdo, es de 650 metros y se realiza a una altura de 85 metros. Aquí se llevo a cabo la toma de Zacatecas el 23 de junio de 1914, por lo que se erigen sendas esculturas de sus protagonistas los generales Felipe Ángeles, Pánfilo Natera y Francisco Villa.
Al finalizar el día, caminamos por las calles de Zacatecas acompañados de una banda que al son de la tambora hizo bailar a propios y extraños ante el júbilo de sus habitantes, confirmando que Zacatecas tiene luz propia sin importar que no todo lo que brille sea de oro…ni de plata.