ST RTREK La secuela de la precuela
Esta entrega no da tregua: desde que comienza nos ofrece una escena de acción tras otra, explosiones espectaculares y un argumento bien hilado, pero también ha sido la más criticada por los de hueso colorado, porque cada vez se parece más a menos a aquell
Hacer una precuela (terminajo inventado para esas películas que se sitúan años antes de una película original) debe ser bien divertido y es un recurso nunca explotado en México: tomas una película famosa —pienso en Los Tres García— y te imaginas cómo era la juventud de los personajes. Digamos que un joven Pedro Infante sabroseaba a sus amiguitas de la primaria mientras Abel Salazar se quedaba en un rincón echándose agua de gardenias blancas. Si no puedes resolver una situación basta con ver la película original y decidir cómo lo harían —una joven Sara García les pegaría de bastonazos a los niños que molestaran a sus nietecitos. Basta con poner los suficientes guiños argumentales para que todos se sientan identificados y tienes un éxito asegurado. Nomás necesitas actores que medio se parezcan a los originales y a veces ni eso.
Si tienes el suficiente éxito con esta película, puedes hacer secuelas de las precuelas: Los Tres García en su adolescencia, Los Tres García antes de volverse borrachos, Los Tres García le hacen bullying a los Tres López. Dicho lo cual espero que algún productor de cine lea esto y me contrate de creativo.
La nueva película Star Trek: En la Oscuridad explota este recurso narrativo. En 2009 el director J.J. Abrahams, decidió hacer una película que explorara la vida de la joven tripulación del Enterprise, nave emblemática de la serie televisiva Viaje a la estrellas, que en mi niñez pasaban en la tarde en el canal 4. Star Trek, para mi generación, era la copia malograda de Star Wars con injusta razón, porque La guerra de las galaxias tuvo un presupuesto millonario y Viaje a las estrellas se hacía en un set de televisión donde para simular una explosión echaban cuetes, palomas y buscapiés. Los efectos eran tan malos que cuando llegaba a chocar tremenda navesota los actores se caían de lado como en capítulo de La carabina deAmbrosio mientras naves de cartón quedaban destruidas por la falta de engrudo.
Star Trek: la serie original fue tan poco comercial que en su tiempo estuvieron a punto de cancelarla en la primera temporada. Al final decidieron darle tres años más antes de darle cuello, pero gracias a la magia de las repeticiones se convirtió en una serie de culto y los productores decidieron darle nueva vida. Se hicieron 12 películas y, después de eso, series de televisión que exploraban la historia futura de la Federación de Planetas Unidos, logrando que personajes tan entrañables como el señor Spock, con sus orejas puntiagudas y su saludo vulcano “larga vida y prosperidad” se implantaran en la memoria colectiva.
En Star Trek: En la Oscuridad, secuela de dicha precuela (nada más difícil para aturdir al espectador) el villano es un viejo conocido del Capitán Kirk y el señor Spock: Khan. Para los seguidores de Star Trek esto resulta toda una revelación (y siento mucho echarles a perder la sorpresa), pero para la gente de a pie, seguramente no le va a decir nada. Khan fue el villano de una película filmada en 1982 llamada La ira de Khan, una de las mejores de esta odisea espacial. El villano, en aquellos años, fue interpretado por Ricardo Montalbán que, con un look entre David Bowie y Lila Deneken, le hizo la vida de cuadritos al señor Spock y fue un maloso como pocos. De hecho, el desenlace de aquella película tomó por sorpresa a muchos y nos sacó lágrimas a los pocos que seguíamos la saga.
Esta vez, Khan es interpretado por un actorazo: Benedict Cumberbatch, mejor conocido por su actual papel de Sherlock, en la nueva serie británica. Zachary Quinto vuelve a hacer de Spock (uno ya ni se acuerda de Leonard Nimoy) y Chris Pine regresa de James Tiberius Kirk, que nos ofrece una escena memorable cuando está en un threesome con dos alienígenas. El reparto lo completa la hermosísima Zoe Saldana (perdone usted, pero qué guapa es ella) y Karl Urban, como Bones, el médico de la nave.
Esta entrega no da tregua: desde que comienza nos ofrece una escena de acción tras otra, naves que viajan a velocidad warp, golpes a diestra y siniestra, explosiones espectaculares y un argumento bien hilado. Esta es su mayor virtud para los neófitos de la serie, pero también ha sido la más criticada por los trekiees de hueso colorado porque cada vez se parece más a Star Wars y menos a aquella serie original de ciencia ficción dura. Y es que Viaje a las estrellas, en su versión original, nos ofrecía diálogos que hoy parecerían soporíferos a consecuencia de la falta de presupuesto (al ser difícil reproducir un planeta lleno de extraterrestres con cara de iguana, la solución era que todos los miembros de la nave se quedaran a platicar sobre lo que se iban a encontrar como en reunión de cantina). Y seamos sinceros: yo prefiero ver cómo se estrella una nave contra un planeta que ver a doce actores echando chisme.
Al volverse experto en historias que involucran saltos en el tiempo (recordemos las series Fringe o Lost), J. J. Abrahams es el director que se va a encargar de dirigir las nuevas películas de Star Wars. Pero como no se puede chiflar y comer pinole al mismo tiempo, decidió que esta es la última película de Star Trek que dirige para dedicarse de lleno a la historia posterior a Darth Vader. Los fans de ambas series están indignados con esta situación (equivaldría en todo caso, a que alguien dirigiera al PRI y al PRD al mismo tiempo), pero después de ver los buenos resultadosde esta cinta, tiene mi voto de confianza. Mientras tanto, Kirk, Spock, Uluha y Huesos tendrán que esperar a quien se hará cargo de la saga para llevarlos hasta donde ningún hombre
ha llegado jamás.