JUAN RULFO, EL NARRADOR
Han salido dos libros sobre la novela y los cuentos de Juan Rulfo. Uno de ellos es el de Jorge Aguilar Mora: Lasombradel tiempo.EnsayossobreOctavioPazyJuanRulfo. Ed Siglo XXI. El que dedica a Rulfo se titula “Yo también soy hijo de Pedro Páramo” y analiza el sentido del mito y el tema irrecusable de la muerte. Y lo dirige y dedica a su hijo, David.
El otro gran análisis de PedroPáramo y Elllanoenllamas es de la académica de la UNAM Françoise Perus: JuanRulfo, el artedenarrar,EditorialRM.
El pormenorizado estudio de Françoise Perus —tal vez el más importante que se haya escrito hasta la fecha— nos ayuda a descifrar la diversidad de puntos de vista que intervienen en una narración como “El hombre”. Es admirable cómo Rulfo, a los 35 años, la edad que tenía cuando publicó Elllanoen llamas, dominaba el arte de contar en varios planos y desde diferentes perspectivas. Se siente que sus procedimientos no provenían de un aprendizaje teórico sino más bien de sus lecturas directas, de Faulkner principalmente.
¿Cuál es el sentido de contar así una historia? ¿Hubiera sido distinta si la hubiera contado linealmente y según el orden natural de los números? Hay varios narradores en “El hombre”, que se divide por la indicación de un blanco activo (el único en todo el cuento) en dos partes. Al principio hay un narrador externo, a la manera omnisciente tradicional. Después, entre comillas, aparece otro narrador que podría ser el perseguidor. Y desde los primeras párrafos se va contando el escenario y la circunstancia del crimen mismo. La segunda parte corre a cargo de otro narrador: el borreguero que tiene como interlocutor, aparentemente, a un agente del ministerio público. Esa diversidad de puntos de vista abona al valor significativo de la ambigüedad en la literatura: se dice más, se dicen más cosas, se dicen otras cosas, gracias a esa insinuación ambigua.
Es una delicia leer el libro de Françoise Perus. Disecciona cada uno de los cuentos de Rulfo, como “Luvina” o “Diles que no me maten”. Pero lo más interesante es ver cómo la maestra nos revela cómo están las costuras por dentro, qué es lo que hay detrás de esa sastrería literaria que produjo dos de las obras más trascendentes de la literatura universal, desde el sur de Jalisco. Juan Rulfo empezaba a escribir imaginándose al personaje: Tengo la idea exacta de cómo es ese personaje. Y entonces lo sigo. Sé que no me va a llevar de una manera en secuencia, sino que a veces va a dar saltos. Lo cual es natural, pues la vida de un hombre nunca es continua. Sobre todo si se trata de hechos. Los hechos humanos no siempre se dan en secuencia. De modo que yo trato de evitar momentos muertos, en que no sucede nada. Doy el salto hasta el momento cuando al personaje le sucede algo, cuando se inicia una acción, y a él le toca accionar, recorrer los sucesos de su vida. Todoocurreenuntiemposimultáneoqueesunnotiempo. Para esobusquépersonajesmuertos.Losmuertosno tienentiemponiespacio.Nosemueveneneltiemponienel espacio.Entoncesasícomoaparecensedesvanecen.
Elsistemafueutilizarellenguajedelpueblo,ellenguaje habladoqueyo habíaoídodemismayores,yquesiguevivo hastahoy.
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