El error del Presidente
E¿ A USTED no le dice nada que aquí liberemos a los asesinos, a los narcotraficantes y a los secuestradores, pero que pretendamos encerrar a los maestros?
nrique Peña Nieto está cometiendo un error muy grave: se está separando de la gente. ¿En qué me baso para decirle esto? En que está tan ocupado con sus reformas que ya se le olvidó la parte más importante de la política: el pueblo.
Antes, don Enrique, salvo por una que otra excepción, en sus spots, salía rodeado de hombres y mujeres de todos los colores y de todas las edades que lo admiraban, que lo respaldaban.
Ahora, está solo, se ve solo, abandonado, deambulando por los rincones de Palacio Nacional como si nadie más trabajara ahí.
Créame que se trata de imágenes muy tristes, especialmente para un presidente que le va a rendir cuentas a la nación a unos cuantos meses de haber tomado protesta.
Peña Nieto, en lugar de mostrarnos los símbolos patrios o los murales de Diego Rivera, debería proyectarnos éxito, fuerza, popularidad. No es un guía de turistas, es el Presidente.
¿Por qué no sale con la gente? ¿Por qué no sale con los pobres? ¿Adónde se fueron las multitudes que votaron por él? ¿Adónde se fue el cariño?
Me siento muy desconcertado porque si así de solo se ve nuestro poder Ejecutivo a menos de un año de haber comenzado su administración, no me quiero ni imaginar cómo va a llegar a su quinto o sexto año de gobierno.
Urge que Enrique Peña Nieto corrija sus estrategias de comunicación y esto va desde sus spots hasta sus discursos.
¿Y por qué urge? Porque manda mensajes contradictorios.
A ver, se supone que el señor está haciendo cosas muy buenas para México.
¿Por qué, entonces, en sus anuncios, se tiene que esconder para hacerlas? ¿Por qué, mientras las calles del Distrito Federal están atiborradas de manifestantes, él está solo?
¿Adónde se fueron todos aquellos colaboradores, en mangas de camisa, que lo acompañaban en sus mensajes de campaña el año pasado?
¿Por qué, si se trata de reformas importantísimas, él está más preocupado por enseñarnos sus oficinas y sus accesorios que por explicárnoslas?
Esto es horrible porque convierte a Enrique Peña Nieto en otro Felipe Calderón, en el nuevo Felipe Calderón. Sus temas, por lo mismo, ya no son
cuestiones sociales, son obsesiones personales.
Calderón estaba obsesionado por la guerra. Peña Nieto, por las reformas.
Y, lo más triste, Calderón siempre salía solo, solo pero soberbio. Lo que nos decía era: “Yo soy el protagonista, soy el salvador, yo no necesito a nadie a mi lado”.
¿Qué diferencia encuentra usted entre el mensaje que nos mandaba Calderón y el que ahora nos manda Peña Nieto? ¿Qué pasa en este país que los presidentes siempre acaban cometiendo los mismos errores?
Y esto es en lo referente a anuncios de radio y televisión, ¿qué me dice de los discursos?
Felipe Calderón se condenó en el momento en que comenzó a hablar de guerra. Peña Nieto va exactamente para el mismo lado con cuestiones como la de los maestros.
¿A quién se le ocurre satanizar a los maestros? Si hay un gremio que necesita el reconocimiento público, es ése.
Contrariamente a lo que se ha estado manejando en la mayoría de los medios tradicionales, ser maestro en México es un acto de heroísmo.
El gobierno, en lugar de apoyarlos con capacitación y con recursos de todo tipo, los está condenando. Un país donde los maestros son el enemigo público número uno no puede ser un buen país.
¿A usted no se le hace medianamente extraño que, en México, los delincuentes se conviertan en víctimas y los profesores en villanos?
¿A usted no le dice nada que aquí liberemos a los asesinos, a los narcotraficantes y a los secuestradores, pero que pretendamos encerrar a los maestros?
¡Por el amor de Dios! ¿En qué clase de sociedad nos hemos convertido? ¡ Ah, es que los profesores tienen tomadas las calles! Perdón pero yo conozco ejes viales que todos los días son tomados por padres de familia que se comportan como si no existieran las leyes, y a ellos nadie los acusa de nada. Todo esto es manejo oficial. Todo esto es manejo mediático. Es el discurso del nuevo gobierno. ¡Cuidado!
Enrique Peña Nieto está cometiendo un error muy grave: se está separando de la gente. Por favor, corrija, señor Presidente. Todavía está a tiempo.
Usted, si se lo propone, se podría convertir en el Ejecutivo más inteligente, bondadoso y querido de la historia. Analice su comunicación y no se encierre. m