Barack toma el fusil y... lo pone en el clóset
En una medida tan inesperada como inteligente, Barack Obama presentó ayer su plan B: una “segunda decisión” que supedita la agresión “limitada” contra Siria al mandato del Congreso, en receso hasta el viernes 9 de septiembre, lo cual le puede evitar al Nobel de la Paz no solo ir a una guerra que ni él ni —paradójicamente— el grueso de los republicanos desean —salvo la voz extrema de John McCain quien pide un “esfuerzo a fondo” para derrocar a Bashar al Asad, según el esquema aplicado en 2011 contra la Libia de Gadafi—, sino hacerlo en solitario frente al retiro de sus aliados europeos, en primer lugar David Cameron, que se vio confrontado el jueves al no rotundo del Parlamento británico a otra guerra sin pruebas como la de Irak 2003, y cuando ni siquiera han salido de Afganistán las tropas del Pentágono y la OTAN que llegaron a las tierras del Talibán hace ya casi 12 años, noviembre de 2001, a causa de otra fecha que aunque lejana redibujó el rostro del mundo en la última década: el 11-S.
En ayuda de Obama salió también ayer desde La Haya la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), al anunciar que el equipo de 12 inspectores de la ONU que permaneció en Damasco del 19 al 30 de septiembre e investigó la presunta matanza con gases neurotóxicos de al menos “mil 429 personas, de ellas 426 niños” el 21 de septiembre en un suburbio de la capital, tendrá listo su informe “en un máximo de tres semanas”, esto es hacia el 20 de septiembre, cuando los laboratorios de Europa que analizarán las pruebas entreguen el fallo. Será el titular onusiano, Ban Ki-Moon quien revele el resultado.
Con esto, el escenario de una intervención se trasladaría a octubre, en coincidencia con el cuarto aniversario (el día 9) de la concesión a Obama del Nobel de la Paz, quien al aceptarlo en diciembre de 2009 dijo: “En las guerras de hoy mueren muchos más civiles que soldados, se siembran las semillas del conflicto futuro, las economías son destrozadas, las sociedades se quiebran, aumenta la cantidad de refugiados y a los niños les quedan cicatrices. (…) Nuestro compromiso con la seguridad global nunca será dejado de lado. Pero en un mundo en el cual las amenazas son más difusas y las misiones más complejas, Estados Unidos no puede actuar solo”.