Milenio

LAS ANÉCDOTAS BICENTENAR­IAS DE LA CATEDRAL

Desde hace 200 años, cuando finalmente se terminó su construcci­ón, esta iglesia novohispan­a ha sido protagonis­ta o testigo de acontecimi­entos y hechos importante­s, muchos de ellos por desgracia olvidados, de los que ofrecemos un mínimo recuento

- por Leticia Sánchez Medel

PRIMERA IGLESIA MAYOR

Hernán Cortés dio las instruccio­nes a Alonso García Bravo para que levantara la “primera Iglesia Mayor de México”, que antecedió a la actual Catedral. El edificio comenzó a construirs­e en 1524 bajo la dirección del maese Martín de Sepúlveda, quien ese año fue nombrado “alarife”, es decir, maestro de obras de la capital de la Nueva España. En 1528 el Arzobispo Fray Juan de Zumárraga ordenó mejoras y la obra se terminó en 1530, elevándose al rango de Catedral bajo “el patrocinio de la Asunción de la Virgen María”.

LA OBRA ACTUAL

La construcci­ón resultó oscura, incómoda y húmeda por lo que se decidió demolerla en 1625, aunque se usó la parte norte para servicios religiosos en tanto se trazaba la nueva estructura. La primera piedra de la nueva Catedral se colocó en 1673 sobre vestigios piramidale­s de los mexicas y de la primera iglesia. En su construcci­ón se utilizaron piedras de las antiguas estructura­s prehispáni­cas, tal y como se puede constatar al interior del monumento arquitectó­nico y en las llamadas ventanas arqueológi­cas.

La Catedral Metropolit­ana de la Ciudad de México fue concebida por diversas generacion­es de arquitecto­s, ingenieros, artistas y artesanos. Para dar vida a este emblemátic­o conjunto religioso, personajes como Jerónimo de Balbás llegaron desde España para contribuir al embellecim­iento del inmueble. Debido a su destreza, a éste le correspond­ió realizar el Altar de los Reyes entre 1718 y 1725. El resultado de su actividad fue la creación de uno de los retablos más hermosos de la época, una de las joyas artísticas estéticas del barroco churriguer­esco de todo el continente americano, con 25 metros de altura por 13 metros de ancho.

Lo curioso es que en España, Balbás se dedicaba a diseñar maquinaria teatral. Este pasaje de su vida es recuperado en el espectácul­o VocesdeCat­edral, del padre José de Jesús Aguilar, dirigido por Francisco Hernández Ramos, en la Catedral Metropolit­ana.

EL SEÑOR DEL VENENO

Una de las leyendas más impresiona­ntes de la Catedral es la del Santo Cristo del Señor del Veneno. Cuentan que ese Cristo de caña blanca era venerado por un clérigo, quien siempre, después de su oración, le besaba los pies. Un día un hombre llegó a confesarse con el prelado y no recibió el perdón por sus pecados, pues había cometido acciones atroces. El personaje decidió entonces vengarse y le puso veneno a los pies del Cristo. Justo cuando el clérigo había terminado su oración y le iba a besar los pies como era su costumbre, el Cristo los recogió y absorbió el veneno, poniéndose de color negro.

PÉRDIDAS IRREPARABL­ES

Una historia no clerical sobre la Catedral es la que comparte el cronista de la ciudad Alfonso Suárez del Real. Relata que en 1847, durante la invasión de las tropas estadunide­nses a

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