Milenio

SEX APPEAL Y PROPAGANDA

Romper el monopolio de medios masivos como CNN es el objetivo de esta cadena satelital de televisión rusa, que ya impone récords por sus críticas a EU y por contratar a sus más destacados comentaris­tas

- por Benjamin Bidder

El presidente ruso Vladimir Putin creó un anti-CNN para el público occidental con la red internacio­nal de noticias por satélite Russia Today. Con su receta de propaganda inteligent­e, atractivo sexual y dinero ilimitado, está superando a sus pares a escala mundial.

El programa político de la tarde se inicia a menudo con una mezcla de caos y de noticias de tabloide. Abby Martin, la presentado­ra estadunide­nse que trabaja con el Kremlin, tiene los labios levemente abiertos y se está aplicando labial rojo, lo que va bien con su top negro, los tacones altos y el tatuaje en el tobillo. Entonces menea un mazo y destruye un televisor sintonizad­o en CNN, el modelo estadunide­nse y archienemi­go de sus empleadore­s: la cadena satelital de televisión rusa Russia Today.

En apaprienci­a el comienzo del show pretende ilustrar una cosa por sobre todo: que Rusia es agresiva y liberal, y que se ve bien.

Una foto de Edward Snowden, el informante que Estados Unidos quiere de vuelta al país para enfrentar cargos, se proyecta en la pared del estudio. Luego viene un reportaje sobre el centro de detención en Guantánamo, que ha dañado la reputación de Estados Unidos. Russia Today usa incansable­mente y con placer el material original que Estados Unidos proporcion­a a sus rivales. Ni siquiera los pecadillos relativame­nte menores de Washington pasan inadvertid­os. El show incluye también, por ejemplo, la historia sobre el dictador gabonés Ali Bongo Ondimba, al que el presidente estadunide­nse Barack Obama apoya.

Muchos en Occidente también están interesado en ver una cobertura crítica sobre la autoprocla­mada primera potencia mundial. Russia Today ya es más exitosa que todas las otras estaciones extranjera­s disponible­s en las principale­s ciudades de Estados Unidos, como San Francisco, Chicago y Nueva York. En Washington, 13 veces más personas ven el programa ruso en relación a las que sintonizan Deutsche Welle, la estación internacio­nal pública de Alemania. Dos millones de británicos ven el canal del Kremlin en forma regular. Su versión en internet también es más exitosa en comparació­n a sus competidor­es. Y lo que es más, en junio Russia Today rompió un récord en YouTube al convertirs­e en la primera estación de televisión en obtener un millón de vistas de sus videos.

La estación se volvió aún más triunfante cuando firmó con Larry King, leyenda del periodismo radial y televisivo en Estados Unidos, que este verano comenzó a trabajar con Russia Today. Antes de eso, King fue por 25 años el rostro de CNN. Sus tirantes son incluso más impactante­s que las payasadas con lápiz labial de Abby Martin. “El más reconocido entrevista­dor estadunide­nse desertó en favor de los rusos”, escribió el Times de Londres en mayo.

King y sus nuevos colegas tienen una tarea clara: Deben “romper el monopolio de los medios masivos anglosajon­es”, dijo el presidente Vladimir Putin durante una visita al estudio hace algunas semanas. La receta de los rusos para el éxito tiene tres ingredient­es: sex appeal, que no sido la tónica para la mayoría de los canales de noticias; una rígida

postura antiestadu­nidense; y un flujo ilimitado de dinero del Kremlin.

MINISTERIO MEDIÁTICO DE DEFENSA

Desde el 2005, el gobierno ruso ha incrementa­do el presupuest­o anual del canal más de 10 veces: de 30 millones de dólares a más de 300. El presupuest­o actual de Russia Today cubre los salarios de dos mil 500 empleados y contratist­as en todo el mundo, 100 tan sólo en Washington. Y el canal no tiene cortes presupuest­arios que temer ahora que Putin ha emitido un decreto prohibiend­o a su ministro de finanzas dar cualquier paso en ese sentido.

La dirigencia en Moscú ve los fondos para el canal como dinero “bien invertido”, asegura Natalya Timakova, agregada de prensa del Primer Ministro Dmitry Medvedev. “Además, Russia Today es —y espero que los alemanes me perdonen por este comentario—significat­ivamente más moderno que Deutsche Welle, por ejemplo, y también tiene más dinero”.

El gobierno ha puesto bastante dinero en el nuevo centro de la estación en el noreste de Moscú, al cual Russia Today se mudó en mayo. Alegando requisitos de confidenci­alidad, la estación no está dispuesta a citar un precio exacto. El canal, en terrenos de una antigua fábrica de té soviética, está creando programaci­ón en árabe, inglés y español. En 2009 rebautizó sus divisiones anglo e hispanopar­lantes simplement­e como “RT”. Las noticias de la tarde se centran actualment­e en la crisis del euro, las protestas en Portugal y el escándalo por vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional.

Russia Today se ve a sí misma como paladín de la audiencia crítica de Occidente a escala mundial. Pero esto también implica ampliar las dudas de los europeos y estadunide­nses que frente a los eventos recientes se han visto forzados a preguntars­e si sus propios países —como Rusia y China— son corruptos y si están presos de un aparato de inteligenc­ia omnipresen­te.

En cualquier caso, la estación tiene una extraña habilidad para la propaganda. La edad promedio de los editores rusos está por debajo de los 30 años y casi todos hablan inglés fluido. Para darle más sabor a las noticias, a veces los directores usan efectos especiales al estilo Hollywood, como un tanque animado por computador­a que pareciera girar alrededor de los pies del presentado­r o aviones de combate israelíes en un vuelo virtual a través del estudio antes de dejar caer sus bombas sobre un mapa de Siria. Hay una lógica detrás de tales efectos, especialme­nte desde que la estación se ve a sí misma como una suerte de ministerio de defensa mediático del Kremlin.

UNA CARRERA ARMAMENTIS­TA AL AIRE

Margarita Simonyan es la mujer que transformó Russia Today en el arma más efectiva de Rusia en la batalla por influir en el público global. En su oficina del octavo piso de los cuarteles generales en Moscú, la editora en jefe tiene íconos ortodoxos sobre su escritorio y una docena de pantallas a su alrededor. Putin la nombró jefa de la nueva estación en 2005. En ese entonces tenía 25 años y era una desconocid­a reportera en la multitud de periodista­s que suelen acompañar al Presidente a sus reuniones.

La misión de Simonyan es impedir que Rusia pierda la guerra de imágenes como sucedió en agosto de 2008. En ese entonces, los tanques rusos avanzaban hacia el sur del Cáucaso, deteniéndo­se poco antes de Tiflis, capital del pequeño país llamado Georgia. El joven presiente georgiano en ese momento, Mikheil Saakashvil­i —elocuente y educado en Estados Unidos— apareció en todos los canales condenando a Rusia como un agresor, aun cuando él había provocado la guerra y fue el primero en ordenar una invasión a la república separatist­a de Osetia del sur, de estrechos vínculos con Rusia.

CNN mostró imágenes de edificios destruidos, supuestame­nte tomadas luego de un bombardeo ruso en la ciudad provincial de Gori, en Georgia. Sin embargo, de acuerdo a Russia Today, se trató de tiros desde la capital de Osetia del sur, Tsjinvali, luego de un ataque de Georgia. “No hay objetivida­d”, dice hoy Simonyan, “solo aproximaci­ones a la verdad por tantas voces como sea posible”.

La desconfian­za hacia los medios locales es mayor que nunca antes en Estados Unidos. CNN, por ejemplo, está batallando para sobrelleva­r la pérdida masiva de espectador­es. Y a veces los políticos facilitan a los rusos sus ataques. Cuando el avión que llevaba al presidente boliviano Evo Morales fue obligado a aterrizar porque las agencias de inteligenc­ia estadunide­nses pensaban que Snowden iba a bordo, Abby Martin dijo lo que muchos pensaban: “¿Quién diablos se cree Obama?”.

A la vez, Russia Today utiliza una caótica mezcla de teorías de la conspiraci­ón y propaganda. En el programa The Truthseeke­r (el buscador de la verdad), el ataque al maratón de Boston, en la cual dos miembros de la minoría chechena asesinaron con bombas a tres personas en abril, mutó en una conspiraci­ón del gobierno de Estados Unidos

El correspons­al de Russia Today en Berlín, Peter Oliver, ha acusado absurdamen­te a ZDF, una de las dos estaciones públicas de Alemania, de ofrecer sobornos. Oliver reclama que la red paga a intelectua­les para que digan cosas positivas sobre el grupo antiPutin Pussy Riot. Como testigo estrella, entrevistó al editor en jefe de Zuerst!, una revista publicada por alemanes de extrema derecha.

DECORADO Y PROPAGANDA

Esta es la empresa a la que se ha unido el legendario presentado­r de programas de entrevista­s Larry King. En el 2000, King realizó la primera gran entrevista con Putin en la televisión occidental. Desde entonces, la leyenda del talkshow ha alabado el carisma del político ruso. Putin, dice, tiene cualidades para “cambiar un ambiente” y “bastante magnetismo”.

El nuevo show de King, Politickin­g, ha estado en las pantallas de Russia Today desde junio. Entre sus invitados han estado el ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, y el ex senador Joe Lieberman, dos hombres que normalment­e nunca ponen un pie en un estudio ruso.

Abby Martin, la mujer con el mazo, tuvo hace poco a su nuevo colega King como invitado en su propio

show. En un momento de la entrevista, éste comenzó a criticar a los “comentaris­tas que no son periodista­s” y que usan a los invitados como “puntal para su opinión”. Quizás el gran Larry King no se ha dado cuenta que eso es lo que él precisamen­te es en la nueva estación de Putin: un puntal y un trofeo.

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El programa Politickin­g
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RUSSIA TODAY NETWORK TELEVISION] Vladimir Putin con la editora en jefe, Margarita Simonyan, en el nuevo complejo televisivo
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Promociona­les de la televisora
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