Bancaria, ¿un nuevo estilo?
Le puedo adelantar que esta Convención Bancaria será distinta en su totalidad a las celebradas hasta ahora. ¿Por qué? Por un cambio radical en la actitud que venía teniendo hasta ahora el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray.
Ya no será tan etéreo e intangible para los banqueros; ahora ¡será un funcionario de carne y hueso que oye; que se acerca y trabaja con ellos!
Resulta que en esta ocasión el titular de las finanzas públicas llegará desde temprano a Acapulco y tendrá una reunión a puerta cerrada con los banqueros, antes de que inicie formalmente la Convención Bancaria.
El secretario de Hacienda accedió a la intención de los banqueros de que la bancaria sea una auténtica reunión de trabajo y no un escaparate del discurso lucidor.
Le caerá como anillo al dedo al presidente de la ABM, Luis Robles Miaja, quien tiene un estilo que raya en el de work-a-holic.
Habrá entonces una reunión sin agenda preestablecida, en la que los banqueros podrán pedir, preguntar y exponer los temas que verdaderamente les preocupan. Será una —dicen los que saben— sin caretas; para un diálogo franco.
Por parte del gobierno la intención es un diálogo entre la banca privada y la banca de desarrollo para que quede claro que no son competidores, sino complementarios.
El formato es prometedor; lo único que preocupa a algunos banqueros es que no podrán jugar golf, como por tradición lo hacen antes del cónclave bancario. ¡A ver!
SALDOS
Tomás Milmo se anotó un triple play: logró superar los desacuerdos de interconexión con Telcel y Iusacell, esta última ahora propiedad de AT&T. Axtel logró que América Móvil le pague casi mil millones de pesos y se convierte en el primer operador móvil virtual de Telcel.
Carlos Slim y Tomás Milmo superaron añejas diferencias de interconexión que los llevaron a pleitos legales.
Y celebraron también un convenio para el acceso y uso compartido de la infraestructura pasiva de Telmex. América Móvil pagó a Axtel 950 millones de pesos. Sin duda que debe estar brincando de gusto Tomás Milmo, porque el tema le dio tremendos dolores de cabeza y en su momento le generó fuertes pérdidas. m