Piëch deja un hueco en la cima del imperio VW
Su perfeccionismo lo llevó a diseñar vehículos complejos, superiores en lo técnico, sin importar el costo
La renuncia de Ferdinand Piëch, la fuerza dominante en Volkswagen por más de dos décadas, deja un vacío en la cúpula de la automotriz alemana, comparable al de Apple sin Steve Jobs.
Aunque en los últimos días los altos directivos se frustraban cada vez más con la campaña del presidente para echar al CEO, Martin Winterkorn, ninguno de ellos realmente creía que podía renunciar al trabajo de su vida.
Piëch ganó sus batallas y siempre tuvo otro as bajo la manga. Pero tras renuncia, parece que no hay vuelta atrás. “Las oportunidades de que vuelva a desempeñar un papel de liderazgo (en VW) son muy pequeñas y tienden a cero. No se concibe que se reincorpore al consejo”, dice Ferdinand Dudenhöffer, del centro de investigación automotriz de la Universidad de Duisburg-Essen.
Las actividades del presidente son de supervisión —principalmente el control de la estrategia y la contratación y despido de ejecutivos—, por lo tanto, su salida no tendrá un impacto inmediato en las operaciones de VW.
Stephan Weil, primer ministro de Baja Sajonia, que tiene una participación de 20 por ciento de las acciones con derecho a voto, dijo que los consejos ejecutivos y de supervisión de VW permanecen “totalmente funcionales”.
Sin embargo, desde 1993, como CEO, y a partir de 2002 como presidente, Piëch transformó VW de ser un fabricante de autos con pérdidas y poco productivo, a uno rentable y una potencia mundial.
Sin su personalidad permanente y líder indomable, VW ya no es la misma firma automotriz. El talento de ingeniería y el perfeccionismo de Piëch lo llevaron a diseñar vehículos complejos, técnicamente superiores, a menudo sin importar el costo.
Bernstein Research colocó tres vehículos del Grupo VW —el Bugatti Veyron, el VW Phaeton (para el cual VW construyó una fábrica a la medida), y el Audi A2 de aluminio— en su lista de los 10 carros con más pérdidas en los tiempos modernos.
Mientras que el deseo del ahora ex presidente de que VW debía superar a Toyota y General Motors como el fabricante más grande del mundo por ventas, llevó a la compañía a una expansión y a un frenesí de adquisiciones.
VW Group ahora tiene ingresos anuales de más de 200 mil millones de euros y ventas de 10 millones 100 vehículos, con 118 plantas en 31 países y cerca de 600 mil empleados.
VW compró Lamborghini, Bentley y Bugatti solo en 1988 y su conjunto de 12 marcas ahora va más allá del rango automotriz, y se extiende desde el fabricante de camiones MAN hasta la marca de motocicletas Ducati.
A favor de Piëch, éste desarrolló una estrategia de plataformas para compartir partes en todas las marcas de autos y reducir los costos. Sin embargo, su tendencia a perseguir proyectos de vanidad y desprecio por las normas de gobernanza corporativa —designó a su esposa Ursula, una ex niñera, para el consejo— nunca le ganó la simpatía de los inversionistas institucionales.
No hay un sucesor natural. Se esperaba que Winterkorn, el CEO de VW de 67 años de edad, lo sustituyera en el cargo en 2017, cuando venciera el contrato de Piëch.
Pero su relación se quebró en la batalla por el liderazgo. En combinación, las familias Porsche y Piëch controlan 51 por ciento de las acciones con derecho a voto en VW por medio del holding Porsche SE. Por ahora, Piëch mantiene su poder de voto en la designación, pero no está claro si tiene planes de mantener su participación en el largo plazo.
Su primo, Wolfgang Porsche, jefe del clan Porsche y presidente de la marca Porsche, es más sociable que Piëch, pero le falta el toque implacable y la experiencia operativa.
Piëch negó un informe en los medios este mes que buscaba instalar a su esposa como presidenta y, en cualquier caso, ella también renunció a la junta.
En 2010, poco después de que Porsche estuvo a punto de caer en insolvencia a través de su oferta para adquirir a VW, Piëch —nieto del inventor del Volkswagen Sedán— señaló: “La primera generación crea, la segunda mantiene y mi generación es la tercera, normalmente es la que lo arruina”. Ganancia global por ventas que obtiene la automotriz Volkswagen al año; posee 118 plantas en 31 países y tiene cerca de 600 mil empleados Vehículos del
Grupo VW que Bernstein Research colocó en su lista de los
10 carros con más pérdidas en la actualidad: el Bugatti Veyron, el VW Phaeton y
el Audi A2
Marcas que constituyen VW Group; va más allá del rango automotriz y se extiende desde el fabricante de camiones MAN hasta la marca de motocicletas
Ducati
VW debe asegurarse de que esta máxima no llegue a pasar. Por lo tanto los directores no deben apresurarse a nombrar a un sucesor.
En una acción inusual, Berthold Huber, experimentado sindicalista, será en presidente interino, pero Weil se negó a especular sobre el sucesor permanente. “No queremos reemplazar un debate de personal con uno nuevo”, dijo.
Sin embargo, es posible que los principales accionistas —las familias Porsche y Piëch, la Autoridad de Inversión de Qatar y Baja Sajonia— elijan a una persona no miembro de la familia para que dirija el consejo.
Ulrich Hackenberg —el experimentado director de desarrollo tecnológico de VW Group— puede encajar en el molde.
El control de Winterkorn en el puesto como CEO está seguro por el momento. Tiene el apoyo de la familia Porsche y de otros miembros del consejo de supervisión y se puede esperar una extensión de contrato en 2016.
Aunque las razones del presidente para criticar a su ex protegido siguen sin conocerse, el CEO se debilitó con el asunto.
La lucha por el liderazgo arrojó una luz sobre las fallas de VW: los bajos márgenes de la marca central de vehículos para pasajeros; su incapacidad para desarrollar un auto de bajo costo para el mercado chino; y el desplome de las ventas en EU. En los siguientes meses se presentarán nuevos desafíos. China representa más de una tercera parte de las ventas de vehículos VW, pero el mercado empezó a desacelerarse. Mientras tanto, las ventas de VW en Rusia están en caída libre.
Hay rumores persistentes de que Piëch quería comprar un fabricante de camiones de Estados Unidos, o una marca italiana, pero por ahora se ven poco probables las adquisiciones en el corto plazo.
Amdt Ellinghorst, analista de Evercore ISI, dice que la salida de Piëch elimina “el riesgo de fusiones y adquisiciones” de VW. “El mercado asociaba a Piëch con la construcción del imperio”, dijo.
La lucha por el liderazgo sirvió como un recordatorio para los accionistas del enorme poder que tienen en VW el gobierno regional y los representantes sindicales locales, estos últimos tienen asientos en el consejo de supervisión.
“El sindicato y el estado de Baja Sajonia son los grandes ganadores en la lucha de poder de VW”, dice Dudenhöffer, de la Universidad de Duisburg-Essen.
Aunque VW necesita recortar costos, es poco probable que reduzca significativamente su fuerza laboral alemana —45 por ciento del total— ahora que salió Piëch.
Tal vez el mayor alivio lo sentirán los administradores de VW, Piëch era un duro capataz: una simple frase dirigida a menudo era suficiente para sellar el destino de un ejecutivo con bajo rendimiento. “No es posible llevar a una compañía a la cima al enfocarse en el mayor nivel de armonía”, escribió en su autobiografía.
Hasta ahora su estrategia de destrucción creativa tuvo resultados para VW. Pero en la última de acciones implacables de Piëch sacó lo mejor de él y demostró que incluso el poderoso patriarca podía fallar.