Milenio

Mete en “problemas” al Madrid…

Chicharito

- 9 APUNTES BAJO LA LUPA ARTURO BRIZIO CARTER LA DAVID FAITELSON david.m.faitelson@espn.com · twitter@Faitelson_ ESPN

Resultó el trabajo arbitral de Chacón en el Clásico, haciendo gala de su experienci­a, manejando los cartones preventivo­s con certeza, para darle rumbo disciplina­rio al partido, sin infl uir en la conducción ni en el resultado.

Fue que dejó impune al Paul Aguilar, quien se despachó con la cuchara grande repartiend­o leña y ni siquiera fue amonestado, cuando lo cierto fue que hizo los méritos suficiente­s como para irse a bañar temprano.

Ya le apodan el porque tiene fuero. Lleva ya varios partidos convertido en el bandolero de la película, sin que los silbantes tomen cartas en el asunto.

Y la cosa está que arde con el asunto del descenso; toda vez que los jueces no han sido aseados en los encuentros de los equipos involucrad­os en la quema, realizando cuestionab­les trabajos, dando paso a la maledicenc­ia popular.

El arbitraje realizado por Roberto García Orozco el pasado viernes en el Santos UdeG, en donde se le escapa un penal flagrante a favor de los Leones Negros, que bien pudo signifi car el empate.

En mi opinión, el gol obtenido por los laguneros está viciado; toda vez que un delantero en posición ilícita interfiere contra Héctor Reinoso ¡Para conocedore­s!

En el Pachuca Puebla, el tanto de la quiniela con el que se fueron arriba en el marcador los camoteros, fue impulsado hacia las redes por Noriega con la mano (el codo), cuestión que escapó al campo visual y a la concentrac­ión del nazareno Jorge Isaac Rojas.

Los de La Franja terminaron por morder el polvo y el yerro arbitral no repercutió en el resultado; lo que hubiera sido el acabose.

Va para los dirigentes arbitrales que prometiero­n especial atención en los partidos del descenso:

Javier Chicharito Hernández está empeñado en complicarl­e la existencia al Real Madrid. Una semana fantástica, con grandes actuacione­s, entrega, goles y triunfos le han permitido al futbolista mexicano “salir a flote” cuando la temporada agonizaba y cuando las oportunida­des, en apariencia, se habían terminado para él.

Chicharito ha revivido y junto con él, una presión con la que el Madrid no contaba hasta hace poco: la duda sobre si debe jugar con mayor regularida­d y la duda sobre si debe hacer efectiva la opción de compra que tiene por el futbolista con el Manchester United.

“Solo Dios sabe si habré de jugar un año o más en el Madrid”, dice Javier Hernández.

El Real Madrid debe tomar una decisión administra­tiva en las próximas horas, el jueves para ser más exactos, sobre si hace valida la opción de compra de unos 20 millones de euros por el futbolista mexicano. La cuestión económica no es problema. La cuestión futbolísti­ca es la que permanece bajo la lupa.

Pero irónicamen­te, en las últimas horas, el balón ha podido cambiar de posición y de pies. Es Javier Hernández quien debe tomar la mejor decisión a pesar de que el Madrid intente comprar su carta y prometerle un “nuevo futuro” en el equipo, entendiend­o que ese “nuevo futuro”, sea como sea, será siempre en un papel de suplente.

El Chicharito ha mostrado condicione­s casi innatas para competir, basado en su disciplina, concentrac­ión y entrega.

Que si es mejor o peor que el francés Karim Benzema, su competidor en la posición, yo contestarí­a que es diferente y que puede aportarle otros fundamento­s al equipo. Pero la decisión deberá ser solo suya. Mantenerse más tiempo en el Real Madrid podría ser la ilusión de cualquier futbolista, pero aceptar que podría volver a escenarios donde la cancha se alejara de sus posibilida­des es otra realidad.

Ya hace algunos meses, en la amargura de la banca, el ex jugador del Manchester United razonaba y entendía que debía tomar un camino que le diera un rumbo definitivo a su carrera europea. A los 27 años, no hay tiempo que perder: un futbolista debe permanecer el mayor tiempo posible en el campo de juego, pero lo minutos en una cancha como la del Madrid se duplicaban en la trascenden­cia de su grandeza y competitiv­idad interna.

Por lo pronto, Javier Hernández ha hecho lo que tenía que hacer: sembrar la duda en el Madrid y volver a tener el balón en sus pies.

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