Tanhuato: los mensajes de la violencia
¿Existe un 43 terrorífico que nos persigue? ¿Vendrán otros 43 en respuesta?
En todo enfrentamiento violento existe un diálogo, un lenguaje.
Los mensajes más claros y fuertes están en el trato a los enemigos: los decapitados, desollados, quemados, enterrados vivos, mutilados, rematados, torturados y violados, son mensajes al enemigo y parte de su estrategia.
Ahí se perciben la violencia por odio racial, religioso y nacional y se establece la espiral del ojo por ojo. ¿Cuál fue el mensaje en Tanhuato? Si es como dice la versión oficial, que los muertos pertenecían al cártel de Jalisco Nueva Generación, entonces el hecho está directamente relacionado a las emboscadas de abril y el 1 de mayo en Guadalajara, donde murieron cerca de 30 agentes de la Fuerza Única Jalisco y el Ejército, más el derribo del helicóptero.
Ahí, más allá de la lucha entre legalidad e ilegalidad, existió una afrenta que sería cobrada.
La incoherencia estadística por la relación de muertos y heridos ha hecho evidente el mismo error estratégico oficial de dividir a la opinión pública, que si bien está de acuerdo con la actuación del Estado contra la delincuencia, no está de acuerdo con responder a la ilegalidad con ilegalidad, tampoco con masacres y menos con la conversión del uso legítimo de la fuerza gubernamental a manera de venganza. Existe desacuerdo social, porque eso anuncia más violencia e incertidumbre.
Se dice en las leyes de la guerra que si el vencedor asesina a los rendidos, se acrecienta la resistencia de los sitiados, reservándose los combatientes la última bala para ellos mismos ante la certeza de ser ultrajados y asesinados. El mensaje de cero heridos y prisioneros prolonga los conflictos armados y las guerras se convierten de batallas en masacres. ¿Lo estamos viendo?
Por el contrario, existe la obligación del Estado no solo de imponer de la fuerza, sino la legalidad: en el trato a los detenidos y heridos se encuentra una clave para romper con la espiral de la violencia.
Siendo el Presidente jefe supremo de las fuerzas armadas, tiene en su función dual una disyuntiva: aplicar el derecho civil o las militares; combate a la delincuencia o dirige una guerra; protege a los ciudadanos o se protege así mismo como fuerza beligerante.
En México, el gobierno sigue confundiendo el honor con la venganza y, por lo tanto, se iguala a los ilegales, ensuciando el estado de derecho, que a su vez nos vuelve vulnerables.
En Tanhuato, el mensaje pareciera decirle al cártel que no habrá sobrevivientes, y eso significa que habrá violencia para rato. m