Vagoneros se manifiestan contra el cronista
Para que luego algunos lectores no lo acusen de ser contrario al fair play y a la transparencia, el cronista cede su columnilla a una tribu de vagoneros del Metro que se manifiestan contra la actitud antisocial, antipopular y gacha de parte del cronista, precisamente. Y va, tal cual, el vibrante panfleto vagoneril:
“Órale, burguesoide cronistucho, qué pasó, qué pasión, ya estamos hasta la madre de que a cada rato ande usté quejándose en Mi Leño Diario de lo que usté llama la agresión sonora de los vagoneros, o séase que está usté difamando a los que nos ganamos vida y el pan de los chamacos vendiendo discos en los convoyes del Metro y que día a día, cotidiana y heroicamente cargados con los potentes y pesados reproductores y bocinas, ofrecemos nuestra selecta, plural y varia mercancía artística al alcance de todos los oídos y de los bolsillos más humildes, haciendo oír, y gozar pues, desde los popularísimos éxitos del rock más actualizado, ya sea gabacho o autentificadamente nacional, hasta las más alegres melodías y ritmos y canciones de la hermana Latinoamérica, y desde un tango sinfónico o el más patriarcal bolerón burdelero hasta el dinámico Bolero de mesié Ravel en modo de rock ultrasónico, e incluso a veces hasta el sublisísimo Brindis del Bohemio a ritmo de rap. O séase que los heroicos vagoneros ejercemos una labor de difusión artística, cultural y espiritual entre el público popular, y lo hacemos sin patrocinio del Conaculta, ainomás. Pero usté nos trata de a feo, nos niega los derechos humanos y nos injuria la dignidá, pues ostensible y ofensivamente se tapa las orejas con taponcitos o con los meros dedos cuando entramos con la música en el vagón en que usté viaja, y, sin siquiera apoquinar un centavo, nos maltrata moralmente mascullando que somos asesinos del silencio y de la serenidá de tan fino espíritu de usté. Así que lo conminamos a que se compre usté su propio vagón de Metro en el cual viajen solitos usté y su alma deleitándose nomás con su dizque exquisito si bien esnob silencio interior de usté”. M