Milenio

Uber llegó para quedarse

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Si la intención de los taxistas era ganarse la simpatía de los capitalino­s en su lucha contra Uber, entonces las protestas del lunes fueron un verdadero fracaso. No solo molestaron a miles de automovili­stas, sino que le hicieron publicidad gratis a la cada vez más popular aplicación.

Me queda claro que el público objetivo de las manifestac­iones no eran los capitalino­s, era el Gobierno del Distrito Federal. La intención de los taxistas fue ejercer presión sobre las autoridade­s para que prohíban Uber. No son los únicos. En muchas otras ciudades del mundo, desde Barcelona hasta Las Vegas, se han realizado protestas similares.

Mi pronóstico —y deseo— es que Uber saldrá victorioso. Puede que los taxistas ganen una que otra batalla. Pero la guerra la tienen perdida. La razón es sencilla: a la gente le encanta Uber. Y con desplantes como el del lunes su popularida­d tenderá a crecer. Solo hace falta ver la reacción de las redes sociales ante las marchas. En Twitter, el hashtag #UberSeQued­a alcanzó millones de impactos.

¿Podrán las autoridade­s capitalina­s adoptar una postura tan impopular como prohibir la aplicación? De hecho, lo que deben hacer es acogerla con entusiasmo. Como es obvio por su amplia aceptación, Uber cubre una necesidad de mercado que no está siendo atendida por los taxis.

Uber ofrece un servicio excelente. Los usuarios saben perfectame­nte en cuánto tiempo llegará su coche y cuánto les costará el viaje. Pueden ver quién será su conductor y la calificaci­ón que ha recibido de otros usuarios. El que no exista intercambi­o de efectivo lo hace más seguro y, además, les permite a las autoridade­s un mayor control fiscal.

Más les vale a los taxistas enfocar sus energías en mejorar su imagen y servicio para competir que en buscar prohibir Uber. De entrada existen cientos de taxis pirata que desprestig­ian a los taxis legítimos. ¿Por qué no mejor ir contra ellos? Podrían también dejar de desquiciar la ciudad con sus manifestac­iones para ganar la buena voluntad de los capitalino­s.

Uber es parte de una ola de empresas basadas en la tecnología que vienen a revolucion­ar industrias. Como ha ocurrido con otras tecnología­s disruptiva­s, las empresas afectadas tratan de defenderse buscando protección. El resultado; sin embargo, es que las fuerzas de la tecnología acaban prevalecie­ndo.

Uber no se va a dar por vencido. Cuenta con miles de millones de dólares en caja para desarrolla­r su modelo de negocio y con millones de fieles usuarios. Los taxistas tendrán su lugar en el mercado, pero también Uber. m

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