Milenio

En Palmira ya “empezó la depuración” por parte del EI

El grupo ultrarradi­cal Estado Islámico lleva a cabo capturas y asesinatos “casa por casa” en el centro del país

- Por Benjamín Barthe/ Beirut

No ha sido a las ruinas de Palmira, sino a sus habitantes a los que la organizaci­ón Estado Islámico (EI), el nuevo amo de la ciudad, comenzó a atacar desde que la ocupó el 20 de mayo.

Por el momento, el grupo yihadista ultrarradi­cal le ha perdonado la vida a los vestigios greco-romanos de Palmira, que hacen de este oasis en el centro de Siria uno de los sitios arqueológi­cos más grandiosos de Oriente Medio. E

En cambio, los soldados del califato no tardaron en lanzarse a una gran purga, con el objetivo de cimentar su empresa en el terreno.

Al menos 217 personas fueron ejecutadas desde el inicio de su ofensiva contra Palmira, hace nueve días, según informó el domingo el Observator­io Sirio de Derechos Humanos (OSDH, con sede en Londres).

La tercera parte de las víctimas son miembros del ejército, milicianos y agentes del gobierno del presidente Bashar Asad, abatidos durante el avance de las milicias yihadistas hacia la ciudad en las horas y los días siguientes a la derrota final de las fuerzas leales a Bashar Asad.

Pero se estima que 67 civiles, entre ellos mujeres y niños, habrían muerto igualmente, según la OSDH, que precisa que algunas víctimas fueron decapitada­s, como es costumbre en el EI.

“La depuración ha comenzado”, exclama Abu Ali Badiya, pseudónimo de un opositor originario de Palmira, refugiado desde hace algunas semanas en Turquía, aunque se mantiene en comunicaci­ón con sus familiares que se quedaron en el lugar.

Según este hombre que trabaja para el gobierno en el exilio creado por la oposición siria, medio centenar de colaborado­res del gobierno habrían sido asesinados el 22 de mayo frente a una de las mezquitas de la ciudad, cuando los fieles salían de la oración.

“Daech [acrónimo árabe del EI] tiene espías en la ciudad y sus hombres obtuvieron los nombres de los habitantes que trabajan para el gobierno central en las oficinas de seguridad que ellos investigar­on”, afirma la fuente.

Videos colocados en las redes sociales por los partidario­s del EI muestran a combatient­es al momento de registrar los edificios de gobierno. Por los altoparlan­tes de los minaretes, los yihadistas llamaron a la población a entregar a los partidario­s del gobierno aún presentes.

El domingo, Talal Barazi, gobernador de la provincia de Homs, de la que es parte Palmira, acusó al Estado Islámico de cometer “masacres”, mientras que la televisión pública siria hablaba de 400 ejecucione­s, “en su mayoría mujeres y niños”.

Pero esta cifra fue tomada con desconfian­za por los observador­es, si se considera que los medios de difusión oficiales mintieron en forma deliberada, con la caída de Palmira, al afirmar que el ejército había evacuado a los civiles antes de emprender la huida.

“El régimen solo aseguró a su banda”, se lamenta Abo Ali Badiya.

“La mayoría de los habitantes aún está ahí, aterroriza­dos en su domicilio. No tienen electricid­ad, apenas un poco de agua. Es imposible escapar, ya que la ciudad más próxima, Homs, está a más de 150 kilómetros”, agregó la fuente.

De un total de 19 puntos de paso que existen entre Siria y sus cuatro vecinos, a saber Líbano, Jordania, Irak y Turquía, los discípulos de Abu Bakr Baghdadi, el jefe del grupo Estado Islámico, controlan 14 y Damasco los cinco restantes, todos a lo largo de la frontera libanesa. m

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“Es imposible escapar de Palmira”, dicen familiares de residentes.

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