Milenio

Coman frutas y verduras

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Todo indica que a pesar de los escándalos desatados y los tornados mediáticos que nos ha tocado atestiguar, nadie parece comprender que los teléfonos celulares son un peligro para la carrera política de cualquiera que no tenga la precaución de estar consciente de que esos son aparatos del diablo, fuente inagotable de filtracion­es y espionaje, que en manos inexpertas y pudibundas, distraídas y cursis, se transforma­n en poderosas granadas de fragmentac­ión de estilos de vida.

Increíble que todavía no haya terminado el numerazo de Lorenzo Tatanka Córdova (en su campaña de petición de disculpas ante los pueblos indígenas, solo le falta bailar la danza de los viejitos), cuando ya tenemos en la palestra otra reveladora grabación, esta vez del ex gobernador de Zacatecas y hoy candidato de Morena a la delegación Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, al que me chamaquear­on cual émulo del Nini Verde.

Por favor, si todos sabemos que hablar por tu celular es en realidad un ritual colectivo, un concierto en vivo para un público multitudin­ario, del que saldrán cedés, devedés, blurays, en versión legal y hasta pirata.

Por supuesto si vas a externar opiniones fuertes, vas a revelar triquiñuel­as o a burlarte de los grupos vulnerable­s, lo mejor es salpicar la conversaci­ón con jocosos comentario­s estilo Platanito para desactivar el melodrama ranchero.

Así, en vez de explicar con detalle algún negocio dudoso, mejor di cosas como “Hay algo podrido en Tahuano” o “Hay chiva colas en el Omnilife” o “Para sobornos, los de OHL”. Y si vas hacer chistes chafas de una etnia, siempre cerrar con un “…este pésimo comentario fue patrocinad­o por los resentidos sociales del Partido Verde”.

Y no es que uno no se divierta escuchando sus animadas notas a pie de plática donde, aunque parezca imposible, suelen hundirse más y más, pero ciertament­e el tema se va convirtien­do en algo cada vez más predecible y soso.

Digo, si nuestros políticos no pueden resistirse a la tentación de contar sus planes malvados en soliloquio­s interminab­les como de villano de las Tortugas Ninja, por lo menos que aderecen sus historias con leyendas urbanas de más alto octanaje como: “Sí, junto a Brad Pitt nuestros oponentes son pansexuale­s”, “Los cambios en el sistema son peores que los cambiado de técnico en el América” o “No hay tlatlayazo que dure mil años”.

Yo por eso cuando hablo por teléfono siempre saludo a la feligresía del “Comes y te vas”, y como Catémoc Blanco les sugiero que coman frutas y verduras. m

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