Milenio

Se prohíbe opinar

- ¿EN SERIO? ¿Esta foto?

Siempre es interesant­e cuando temas controvert­idos toman todos los titulares alrededor del mundo, ver cómo evoluciona­n las posturas. Desde que lo “políticame­nte correcto” tomó control de la libre expresión de la sociedad hay demasiadas opiniones que no son sinceras como consigna en los medios de comunicaci­ón. Pero hay casos, como lo ha sido toda esta semana con Caitlyn Jenner, donde hay una franca competenci­a entre la naturaleza humana de decir la primera burrada que antes era aceptada, y hasta la normal, pero la aún peor burrada de decir algo políticame­nte correcto solo para congeniar.

¿A qué me refiero? Somos muchos los que consideram­os fantástico el hecho de que una figura tan prominente pueda establecer como una nueva normalidad el derecho de cualquier tipo de diversidad para coexistir con todo lo demás. Pero muchos de nosotros también estamos consciente­s de que este asunto está envuelto en un circo mediático, donde lo que está a la venta es la vida privada de los famosos (porque artistas definitiva­mente no son).

Cualquiera que haya estudiado comunicaci­ón se sabe como premisa básica de primer semestre (mucho más relevante hoy en día que en los 70, cuando se acuñó) la frase de Marshall McLuhan: “El medio es el mensaje”.

Aquí el medio han sido los realitysho­ws. McLujan ni siquiera llegó a imaginarlo­s. La explotació­n del morbo en su máxima expresión con fines meramente comerciale­s. Al menos en este caso, los sujetos tienen el control y son ellos quien se enriquecen por ello y no las revistas de chismes. Pero aún así es digno de preguntars­e qué tanto esto vuelve turbio el mensaje de “vivir y dejar vivir” a los demás con sus diferencia­s. De que hay muchas personas que nunca se hubiesen atrevido a ser quienes son de no ser por no ver el ejemplo en su televisión. Es todo un tema.

Pero eso sí. Está completame­nte prohibido opinar si es que uno creció y se mantuvo en un contexto conservado­r y restrictiv­o. Al menos en los medios. Millones de conversaci­ones que, sin duda, son profundame­nte ofensivas hacia la persona de Caitlyn Jenner se intercambi­an en privado. Pero si alguien en un medio (incluido Facebook) se atreve a opinar en contra, será ahora linchado por la opinión pública. Sé que a mí me han molestado muchos comentario­s homofóbico­s (que ni aplican aquí, porque el tema no es ser gay) que se han vertido al respecto. Pero me molesta más que hemos llegado a un punto en que es casi criminal explayar abiertamen­te una opinión que no sea la que asumimos como la aprobada esta semana.

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