Duro y contra ellos
El lunes pasado muchos conductores de radio y televisión enfrentaron nuevamente a un hacker en sus redes sociales. No, no era el famoso virus que pone pornografía en tu página de Facebook por el cual tantos ofrecieron disculpas. Este ciberataque utilizaba un sistema que ya había sido usado en varias ocasiones. Llega un mensaje directo de algún conocido diciéndote que revises la foto en la que apareces, que está circulando por internet.
En cuanto haces lo propio, muchos atrapados por algún tipo de estado de pánico (“el que esté libre de pecado”...) se dan cuenta de que Twitter aparentemente los sacó de la página. Y al volver a poner sus contraseñas en lo que resulta ser una página espejo, pues ahí se abre la puerta de par en par para al invasor cibernético, quien en esta ocasión procede a ver qué otros personajes conocidos están en esa cuenta y así va dominando los espacios de más y más famosos con fines que uno no quiere ni imaginar.
La cosa es que al reportar este hecho en la misma red, buscando que nadie fuera a abrir el dichoso mensaje, la respuesta fue abrumadora. Hay que tomar en cuenta que esto ocurrió un día después de las elecciones. Un día después de la lluvia de tuits a favor de personajes de los medios a favor del Partido Verde. Asunto que aún está siendo debatido y muy probablemente investigado. ¿Pero saben otro daño colateral de aquellos que decidieron cobrar por vender sus mensajes? Sus compañeros de gremio.
En el momento que yo escribí en Twitter que muchos estaban siendo hackeados, una cantidad enorme de personas respondieron en automático. Asumiendo que esta información tenía que ver con la otra y que de esta manera se iba a excusar a los famosos. Sobre todo los que borraron sus mensajes. Muchos, muy enojados, dijeron que todas las personas que trabajan en los medios son “unos vendidos”, sin tomar en cuenta que ni estábamos hablando de eso y que muchísimas personas nunca participaron e incluso rechazaron ofertas tajantemente.
¿Pero como molestarse por semejante reacción cuando tantos de los que sí lo hicieron todavía respondieron con exactamente las mismas líneas, hablando de libertad de expresión. Usando un discurso rancio que se asemeja tanto al de los políticos. ¿No se dan cuenta de que salpicaron a todos? Y que la sociedad está a un paso de considerar a los “artistas” (sea lo que sea eso) como un engrane más de la cínica y descompuesta maquinaria política social que nos agobia tanto. ¿No les preocupa al menos eso? Yo sí lo estaría pensando. Pero para aquellos que brincan a conclusiones, también me queda claro que solo leyeron los tuits que quisieron. Muchos actores y conductores explayaron su disgusto desde el primer momento por lo que estaba pasando.
¿EN SERIO?
¿ ElPiojo Herrera sostiene que lo que puso en su Twitter fue porque está de acuerdo con las posturas del partido ecologista, pero lo vemos en las corridas de toros todos esos fines de semana?