Actualidad de Barros Sierra
La UNAM, encabezada por su rector, ha rendido un merecidísimo homenaje a Javier Barros Sierra, jefe nato de la Máxima Casa de Estudios, durante 1966-70. En un solemne acto que sirvió para recordar el centenario del nacimiento de tan insigne personaje, verificado el 3 de junio, se otorgó también el Reconocimiento Autonomía Universitaria a ocho protagonistas del surgimiento y desarrollo de la Universidad Nacional y a tres instituciones precursoras de la autonomía en nuestro país: La Michoacana, la de San Luis Potosí y Sinaloa. Con ese acto culminaron también los festejos del 85 aniversario de la gesta autonómica de 1929, iniciados desde el año pasado.
En ese marco, varios de los oradores hicieron importantes declaraciones en torno a la autonomía y a la propia figura de Barros Sierra. Así, Javier Barros Valero, hijo del recordado rector, resumió lo que éste significó en los luminosos y aciagos días del 68: “... con la sola investidura de rector y sin más poder que el derivado de su autoridad moral e intelectual, defendió a la institución de sus enemigos externos e internos”. Sin duda, una verdad que ha quedado como un ejemplo y muestra de la responsabilidades que, sin estar inscritas en la Ley Orgánica, son consustanciales a esa estratégica posición. No lo dijo nadie en la ceremonia, pero seguramente Barros Sierra abrevaba en el ejemplo que, en 1929, dio el Rector Fernando Ocaranza frente a las autoridades policiacas y de gobierno en el Distrito Federal, cuando los huelguistas del ’29, aquellos que lograron la autonomía, fueron reprimidos por las fuerzas del orden público.
El Rector Narro en su discurso hizo dos pronunciamientos importantes. El primero, relacionado con la defensa de la institución — con o sin autonomía como ocurrió con Ocaranza— al aludir a dicha defensa como: “. . . el legado que nos dejaron otras instituciones y la herencia que debemos transmitir a nuestra juventud”. En el caso de Barros Sierra el legado va más allá de la defensa institucional. Recuérdese que el llegó a la rectoría después de la abrupta caída del Dr. Chávez. Pocas veces, posiblemente nunca antes, la máxima autoridad universitaria había sido objeto de la burla y la violencia de un sector de la comunidad como aconteció con el prestigiado cardiólogo. De ahí el propósito de Barros Sierra de ser un factor de concordia dentro de la UNAM y restituir la vigencia de la ley. Pero, Barros Sierra no se limitó a restablecer el orden: diseñó e impulsó importantes reformas en los ámbitos académico y administrativo que establecen las bases para buena parte de los rasgos que hoy distinguen a la UNAM como una institución prestigiada y de primer orden en el escenario nacional e internacional.
El segundo pronunciamiento del Dr. Narro tiene que ver con la doble naturaleza de la autonomía. Es una prerrogativa institucional, inscrita en la Constitución, pero también es una responsabilidad. Como él lo expresó: “la autonomía también representa la obligación de rendir cuentas, de ejercer el compromiso con la sociedad que nos da razón de ser; implica la transparencia en el uso de los recursos que aporta la nación, la exigencia de calidad en el desarrollo y el cumplimiento de las tareas sustantivas”.
La posición del Rector está en consonancia con lo que ha venido resolviendo la Suprema Corte de Justicia en varias de sus tesis. Una de ellas, a propósito de una célebre demanda de amparo promovida por la Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo, en 2009, afirma tres principios básicos aplicables a las universidades públicas autónomas: a) son parte integral del Estado mexicano; b) no están por consiguiente al margen del orden Constitucional; c) la autonomía que goza la institución no puede ser “avasallada por una supuesta violación a las garantías constitucionales de un individuo”.
Qué bueno que en los momentos en que la UNAM está cumpliendo, además, 70 años de haberse entrado en vigor la actual Ley Orgánica, la institución reconozca a quienes la engrandecieron, entre ellos, de manera muy destacada, al ingeniero Javier Barros Sierra.
“...Con la sola investidura de rector, defendió a la institución de sus enemigos externos e internos”