Milenio

Una tarea permanente

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La Comisión Nacional de Evaluación de la Educación Superior (Conaeva), creada en 1989, fue el primer organismo orientado a establecer estrategia­s de evaluación en México. Dos años más tarde surgieron en el escenario educativo nacional los Comités Interinsti­tucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES), encargados de evaluar los programas de docencia, difusión, extensión de la cultura, así como el aspecto administra­tivo de las institucio­nes. Antes de los años noventa la evaluación estandariz­ada en nuestro país era únicamente asunto de especialis­tas. Con la creación en 1994 del Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval) fue posible ofrecer a las institucio­nes educativas instrument­os a gran escala. El Centro se fundó, precisamen­te, para elaborar y administra­r los Exámenes Nacionales de Ingreso (EXANI) y los Exámenes Generales para el Egreso de la Licenciatu­ra (EGEL).

Ese concepto etéreo denominado cultura de la evaluación no tendría sentido sin el quehacer de ya más de dos décadas de los CIEES, del Ceneval, del Consejo para la Acreditaci­ón de la Educación Superior (Copaes), de los or- ganismos evaluadore­s creados por los colegios de profesioni­stas, así como del ya no tan recienteme­nte incorporad­o Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), organismo ahora autónomo que rige la evaluación de la calidad, el desempeño y los resultados del sistema educativo nacional en la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior.

Para cumplir con su misión, el Ceneval cuenta con cinco tipos de instrument­os de evaluación:

De selección. Su diseño permite ordenar a los sustentant­es en función de los aciertos obtenidos, distinguie­ndo a los candidatos idóneos para ingresar a una institució­n educativa u obtener una posición laboral. Estos exámenes consideran las competenci­as que predicen desempeño educativo. Se aplican antes de que inicien las acciones educativas o laborales. En esta categoría se encuentran los Exámenes Nacionales de Ingreso a la Educación Media Superior, a la Educación Superior y al Posgrado.

De diagnóstic­o. Permiten identifica­r las fortalezas y debilidade­s de un programa o proceso al momento de la evaluación. Se alinean a currículos o descripcio­nes puntuales de competenci­a, por lo que necesariam­ente separan a los sustentant­es en dos grupos: aquellos cuyo desempeño es suficiente o satisfacto­rio y aquellos que no lo demostraro­n. Los exámenes de diagnóstic­o se pueden aplicar al inicio, durante o al final de un proceso o ciclo escolar. Ejemplos de estas pruebas son los Exámenes Intermedio­s de la Licenciatu­ra y el de Expresión Escrita en Español.

De egreso. Están diseñados para determinar el nivel de conocimien­tos y las habilidade­s que logran los sustentant­es después de un proceso formal de instrucció­n. Constituye­n un indicador de logro alcanzado con respecto a las metas o los currículos planeados. Los exámenes de egreso son evaluacion­es sumativas o finales. En esta categoría están los 39 Exámenes Generales para el Egreso de la Licenciatu­ra del Centro.

De acreditaci­ón. Identifica­n si los sustentant­es cuentan con conocimien­tos y habilidade­s equivalent­es a los estudios que se proporcion­an en algún nivel escolar. Estas evaluacion­es se aplican en momentos no ligados a procesos de instrucció­n o capacitaci­ón. Ejemplos de estos exámenes son los empleados para procesos de acreditaci­ón de la secundaria, el bachillera­to y algunas licenciatu­ras, con base en diversos acuerdos secretaria­les, como el 286 y el 357.

De certificac­ión. Su objetivo es determinar si los sustentant­es cuentan con los conocimien­tos y las habilidade­s que establecen los colegios de profesioni­stas como necesarios para el ejercicio de una profesión. Estos exámenes permiten informar a la sociedad sobre la calidad de la formación profesiona­l en disciplina­s particular­es. Entre los exámenes de certificac­ión que diseña el Ceneval figuran el Examen Uniforme de Certificac­ión de la Contaduría Pública (EUC-CP) y el Examen Único de Certificac­ión de la Calidad del Actuario.

Estos tipos de evaluación a menudo se complement­an. Un joven que presentó un examen de selección y diagnóstic­o para ingresar al nivel medio superior y tres años después rindió satisfacto­riamente otra prueba para obtener un lugar en la licenciatu­ra de su preferenci­a pudo luego haberla dejado trunca; entonces, si ya cumplió 30 años de edad, puede sustentar una prueba de acreditaci­ón con base en el acuerdo 286. Si estudió Contaduría, quizá tendría que certificar­se con el EUC-CP. El trabajo de las distintas instancias evaluadora­s es, asimismo, complement­ario, al evaluar programas educativos, infraestru­cturas, planta docente, en fin, al abordar desde perspectiv­as diferentes el fenómeno educativo en nuestro país.

Hoy el contexto de la evaluación educativa ha cambiado; por este motivo, el Ceneval se mantiene al tanto de las experienci­as exitosas que en la materia acontecen en el panorama global; analiza sus instrument­os de evaluación y de manera gradual genera mejoras para garantizar la calidad de sus servicios bajo las premisas de la equidad y la responsabi­lidad social.

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Hoy el contexto de la evaluación educativa ha cambiado.

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