Milenio

Deontay Wilder levanta la mano

El campeón de peso completo tiene ambiciosos planes, el que ocupa una de sus prioridade­s es destronar a Floyd Mayweather, para de esta manera convertirs­e en la nueva cara del boxeo

- Érika Montoya/ Ciudad de México en su entrenamie­nto público LA

Con las apuestas en contra, Deontay Wilder dejó su trabajo como repartidor de cerveza y logró convertirs­e en el estadunide­nse que rompiera la maldición de los pesos completos y regresara después de casi una década la corona a su país.

“Pasé de IHOP a Mercedes y de ahí a Red Lobster y Budweiser. El trabajo más interesant­e fue el de Budweiser, me tenía que levantar entre 4 y 5 de la mañana cada día y tenía que repartir probableme­nte mil cajas de cerveza en mi camión. Lo considerab­a mi entrenamie­nto matutino”, recordó el peleador de 29 años, quien tuvo que abandonar la escuela cuando nació su hija Naieya, quien sufre una patología en la columna.

Bronze Bomber, quien se dio a conocer por su poder de puños que le ha dejado un balance de 33 triunfos, 32 por nocaut, en enero pasado cambió los planes y por primera vez en su carrera recorrió los 12 rounds para arrebatarl­e la diadema de campeón al experiment­ado Bermane Stiverne, con una amplia decisión unánime.

“Fue maravillos­o poder demostrar que se equivocaba­n, que sí tengo pasta para campeón. Mi abuela me decía que yo estaba destinado a hacer algo grande, ahora ella ya no está, pero soy la prueba de que no se equivocaba y ahora no me detendré hasta traer frescura al boxeo, ocupar el lugar de Mayweather con peleas que en realidad sean emocionant­es”, ahondó el monarca que tiene pactada este fi n de semana la primera exposición de la diadema, frente al también estadunide­nse Eric Molina.

Wilder explicó que para esta pelea con Molina –a quien no quita mérito, a pesar de que su nombre no está catalogado dentro de los mejores de la división- planea dar una mejor exhibición de la que ofreció la noche en la que se proclamó monarca del mundo, pues insiste que después de meses de preparació­n es necesario ir mejorando.

“Soy obsesivo con mi trabajo, es lo que amo. Por eso soy perfeccion­ista. La pelea pasada recorrí toda la vía y recibí críticas. Antes me criticaban porque no recorría toda la vía, ahora ya sé que son demasiados críticos, demasiadas voces a las cuales hacerles caso, por eso ahora me enfocaré a hacer un trabajo que a mí me deje satisfecho”, manifestó el ex olímpico, que en los juegos de Pekín 2008 obtuvo la presea de bronce.

KLITSCHKO, OTRA DE SUS METAS

Deontay Wilder ya se ha visto con Wladimir Klitschko, el campeón unificado de peso completo de la AMB, FIB y OMB, adentro de un ring, pero no en la forma que le hubiera gustado.

El estadunide­nse fue compañero de sparring del ucraniano que ha monopoliza­do el resto de los títulos mundiales desde el 2012, cuando aún era un novato invicto de 20 peleas profesiona­les.

“Fue una gran experienci­a, aprendí muchas cosas de él. Sobre todas las cosas es un gran campeón. Uno de los mejores campamento­s en los que he estado”, recordó.

Ahora, a la distancia, Wilder ve la situación diferente y ansía que llegue el momento de retar al veterano ucraniano, pues aspira a convertirs­e en campeón de los cuatro principale­s organismos rectores, logro que únicamente tienen tres peleadores en la historia del boxeo.

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BronzeBomb­er

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