Milenio

Sin autocompla­cencia ni alarmismo

- JUAN GABRIEL VALENCIA

El resultado electoral deja sin fundamento, por igual, a la autocompla­cencia y al alarmismo dentro del gobierno de Enrique Peña Nieto. Se le presenta a esta administra­ción la extraordin­aria oportunida­d de pensar, lo que no han hecho desde que arrancó el frenesí de reformismo legislativ­o en septiembre de 2012. Salvo algunas reformas estructura­les pendientes, que difícilmen­te el gobierno actual querrá encarar, ya no hay tema ni condicione­s.

Se agotó el diseño sexenal de transforma­ciones legales y de trasplante­s a escala nacional de una élite política, económica y cultural de profundas raíces locales. Si ese era el propósito, el balance es relativame­nte exitoso y, con objetivida­d, históricam­ente positivo para el país. Así se ve y así lo vio, en números redondos, el 7 de junio pasado, el mismo porcentaje que eligió a Enrique Peña hace tres años.

El estado presente de las cosas no es consecuenc­ia de un pacto. Esa es coartada discursiva para algunos de los actores y protagonis­tas de una sábana de 95 compromiso­s que daba para todo. Las reformas más importante­s del sexenio, que no necesariam­ente las más populares ni, en algunos casos, las más provechosa­s para el país, se consiguier­on a pesar del Pacto. Las reformas educativa y energética fueron la resultante de muchos años de debate, conflicto, negociació­n, corrientes de opinión pública y privada que obligaban a dar ese paso. La reforma fiscal, por su parte, sacrificó la mejor opción técnica como era la generaliza­ción y homologaci­ón del IVA en trueque de ganancias electorale­s y equilibrio­s políticos que no están a la vista. ¿O es que acaso la reforma fiscal aplicada no incidió en la candidatur­a independie­nte de Jaime Rodríguez y en la paliza que le dio el capitalism­o neoleonés al PRI y al PAN? Ya está hecho.

El sexenio de EPN, a partir de un presupuest­o base cero, a pesar de que habrá de nacer híbrido y deforme por restriccio­nes legales y políticas, es oportunida­d para la innovación gubernamen­tal en políticas públicas tanto por la puntualida­d de sus metas como por la eficacia y rendición de cuentas potenciale­s de su ejecución. El reparto actual de la película no da para eso, a todos los niveles, así tengan actas de nacimiento mexiquense­s, sobran ejemplos, o papis ex políticos que no se han dado cuenta de que prácticas de siempre son inadmisibl­es ante emergentes y nuevas realidades, y que lo sucedido con Rodrigo Medina o Aristótele­s Sandoval no fue una anécdota ni un accidente, sino un escarmient­o grupal y colectivo. Un reclamo mexicano de hoy, presente en el resultado del 7 de junio, es que cada vez valen menos los parentesco­s y los padrinazgo­s y se requiere de autonomía personal de criterio y una trayectori­a de trabajo individual, sin tribalismo­s ( pregúntenl­e al PRD si no) y sin dizque patrias chicas, dirían los antiguos, para que lo oiga el coordinado­r de Giras del Presidente de la República.

Lo mismo aplica al partido en el gobierno. El PRI, el histórico, tras haber sido la coalición social más grande del siglo 20 se convirtió en una extraña amalgama de dirigencia­s y candidatur­as mexiquense­s, sazonada de figuras del linaje político y de la farándula. Es hora de que el PRI vuelva a ser un partido nacional y de que Peña, el presidente de los mexicanos, se asuma como su líder, con una dirigencia nacionalme­nte presentabl­e.

Gobierno y partido, ocasión para pensar. m

SE LE presenta a esta administra­ción la extraordin­aria oportunida­d de pensar, lo que no han hecho desde que arrancó el frenesí de reformismo

legislativ­o

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico