Milenio

Sara, la marine mexicana, regresa por siempre a casa

Murió en un accidente de helicópter­o en Nepal, donde fue asignada para repartir ayuda a los damnificad­os por el terremoto

- Por Silvia Ayala y Gilberto Lastra

En la Marina de EU, la joven mexicana se desempeñó como fotógrafa de combate

De regreso a la tierra que la vio nacer, Sara Medina ya descansa en Durango capital, como lo deseaban sus familiares. Sara era una joven de 23 años que desde los 12 tuvo que emigrar a Estados Unidos en busca de un mejor futuro. A los 16 ingresó a un curso en la Marina estadunide­nse y desde entonces fue parte de sus filas.

El pasado 25 de abril Nepal fue sacudido por un terremoto, por lo que un grupo de marines, del cual formaba parte Sara, fue trasladado a la zona más afectada, Charikot, para repartir arroz y lonas. Sin embargo, el helicópter­o en que viajaba se desplomó.

El accidente dejó un saldo de seis marines y dos soldados de Nepal muertos. Desde entonces la familia de Sara esperó a concluir los homenajes y las ceremonias protocolar­ias en EU para trasladar a Sara a Durango.

Fue en el Museo de la Ciudad, en la capital del estado, donde autoridade­s civiles y militares rindieron homenaje a la marine mexicana. Ahí fue instalado un templete, donde destacaban dos fotografía­s de la mexicana y justo arriba de su féretro la frase célebre de un rey espartano: “Es bueno morir antes de haber hecho algo que merezca la muerte”.

El gobernador Jorge Herrera encabezó la primera guardia de honor. Al concluir afirmó que Sara mostró la bondad de los habitantes de estas tierras en sitios muy lejanos.

Es un ejemplo para la juventud por su dedicación a la labor altruista, y además de conocer el mundo nunca olvidó su raíces duranguens­es, agregó.

“No puede haber un orgullo más grande para un padre que los actos honrosos de sus hijos. Por eso homenajeam­os a Sara Medina, como hija de esta tierra y como mujer valiosa, que llevó al país vecino, y al mundo, el buen corazón, la mano franca y el valor de la gente nacida en Durango.

“Para el gobierno y pueblo de Durango es un verdadero orgullo ofrecer altos honores a Sara, como una muestra de nuestro reconocimi­ento, admiración y respeto a una duranguens­e ejemplar. Su labor como fotógrafa de combate nos habla de una mujer de compromiso y de carácter férreo”, subrayó.

Esteban Villegas, alcalde de la capital, señaló: “Rendimos homenaje a una mujer duranguens­e que sirvió a las fuerzas armadas estadunide­nses con lealtad y compromiso, que a base de esfuerzo llegó a ser fotógrafa de combate de la Marina, una mujer comprometi­da con lo que hacía y con su familia”.

Cecilia López, madre de Sara, afirmó que su hija “puede ser tomada como ejemplo de lucha y trabajo. Como padres nos sentimos orgullosos. No hay palabras o algo que alivie este dolor. Es una gran pérdida de mi hija”, señaló conmovida.

El cuerpo de Sara fue llevado a la iglesia del Panteón Jardín, donde finalmente fue sepultada con todos los honores.

Devon Henderson, marine y pareja de Sara, indicó que ésta fue una mujer dedicada a la ayuda de los demás.

Agradeció las muestras de cariño de los familiares y el homenaje realizado por el gobierno estatal.

Mencionó que tenían planeado casarse en Durango para luego regresar a California.

Poco antes de la misa, Henderson dijo que el recuerdo más bello de Sara es su sonrisa. m

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El acto en el Museo de la Ciudad de la capital duranguens­e.

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