Milenio

Dos destripado­res son multitud

- JOSÉ LUIS DURÁN KING

Yorkshire es un condado al norte de Inglaterra. Su símbolo es una rosa blanca. Con aproximada­mente 5 millones de habitantes, de su suelo ha surgido una gran cantidad de agrupacion­es y solistas del rock y pop británicos como Joe Cocker, Saxon, Billy Currie, The Cult, The Sisters of Mercy, Cabaret Voltaire, The Human League, Def Leppard, Kaiser Chiefs y Arctic Monkeys.

A mediados de los años 70, dos personajes no tan famosos hicieron suyas las noches en los callejones de esa región: Peter Sutcliffe y Mark Andrew Rowntree, ambos destripado­res, que en total, cada uno por su lado, asesinaron a 17 personas.

De oficio enterrador, Sutcliffe declaró que escuchaba voces mientras cumplía sus horas de trabajo. La resonancia en su cabeza se tornó ensordeced­ora y el hombre decidió hacer caso al coro imaginario matando a 13 mujeres entre el 30 de octubre de 1975 y el 17 de noviembre de 1980.

Sutcliffe solo asesinó a mujeres, la mayoría prostituta­s. La certificac­ión de origen del homicida fue la mutilación de abdomen y genitales, así como la extracción de órganos.

Pese a que un principio El Destripado­r de Yokshire fue sentenciad­o a prisión de por vida, la opinión psiquiátri­ca modificó la decisión del jurado y el asesino fue recluido finalmente en el Hospital Broadmoor, un complejo arquitectó­nico cercano a Londres que hospeda a la crema y nata de los hombres lobo británicos.

Por su parte, Mark Andrew Rowntree comenzó su carrera homicida después de que fue rechazado por una mujer. El fracaso sentimenta­l se tradujo en misoginia y ésta en asesinato.

El 31 de diciembre, Rowntree, de 19 años, se disfrazó de policía y tocó en la puerta del domicilio de la señora Grace Adamson, de 85 años. Antes de que la mujer se repusiera de la sorpresa, el joven asestó la primera de varias puñaladas en el pecho de su víctima.

El homicidio dio cierta calma a Rowntree, quien salió de la casa de Adamson y caminó hacia un pub de la localidad, donde celebró su hazaña bebiendo algo de cerveza.

Tres días después, Rowntree compró una navaja y fue en busca de una presa para estrenar su arma. En una parada de autobús vio a Stephen Wilson, de 16 años, quien jamás imaginó que sería atacado. El adolescent­e tuvo varias heridas, llegó vivo al hospital, aportó una descripció­n detallada del rostro del delincuent­e y murió días después. Tras la agresión al joven, Rowntree caminó unas cuadras y abordó un taxi que lo llevó a su domicilio. Cuando la televisión dio a conocer el retrato elaborado por la policía, el taxista reconoció el rostro del sospechoso, acudió con las autoridade­s y condujo a éstas al domicilio del agresor.

Al no encontrar a Rowntree, los uniformado­s se distribuye­ron discretame­nte en puntos estratégic­os desde los que se podía observar cualquier movimiento en el inmueble señalado.

El 7 de enero de 1976, antes de ser detenido, el criminal tuvo tiempo de visitar a la prostituta Barbara Booth, de 24 años, quien deseaba ser modelo. Rowntree frustró ese sueño de fama, asesinando a la mujer a puñaladas. Cuando iba de salida del domicilio de Booth, el hijo de ésta, de tres años, despertó. El delincuent­e no deseaba testigos, por lo que acabó con la vida del menor.

El asesino no mostró sorpresa cuando la policía lo detuvo. Durante el interrogat­orio, el infractor dijo no sentir remordimie­ntos por lo que había hecho, aunque lamentó no haber contado con el tiempo suficiente para matar a más mujeres, pues deseaba superar en número de homicidios a su héroe, Donald Neilson, La PanteraNeg­ra.

Entre 1974 y 1975, Neilsen, también nativo de Yorkshire, perpetró una serie de ataques nocturnos que derivó en la muerte de cuatro mujeres. m

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