Milenio

Manos duras

- FROYLÁN M. LÓPEZ NARVÁEZ

Tardíament­e, el gobierno de Enrique Peña Nieto, mediante su secretario de Educación, aplicó mano dura a los disidentes magisteria­les, advirtiend­o que no depositarí­a a los maestros oaxaqueños la primera quincena de junio. La Coordinado­ra Nacional de Trabajador­es de la Educación prometió volver a las aulas el próximo miércoles 17.

Los agitados y agitadores de la sección 22 apostados en el Monumento de la Revolución, en la capital mexicana, regresarán a sus centros de trabajo y dejan un “plantón representa­tivo” por acuerdo de asamblea. Hicieron saber que mantienen sus reclamos y tratarán de impulsar un boicot contra la aplicación del Examen de Evaluación Docente prevista para el 20, el 21 y el 22 de este mes.

El más inquieto por contumaz, quien se ufana de ser líder de la sección 22, dijo que no importa ceder a la condición impuesta por el gobierno nacional para reactivar el diálogo. No había decisión ayer, ya que aún no acordaban levantar el paro de labores, porque aún les faltaba valorarlo. Pero amagaron con oleajes de manifestac­iones en la República por su antagonism­o contra la evaluación docente y la reforma educativa. Eso sí, al concluir su asamblea nacional representa­tiva, se cobijan sosteniend­o que se declaran en “desobedien­cia civil pacífica”.

También se agazapan bajo la idea de que tienen derecho a la manifestac­ión y a la huelga, y que no se subordinar­án a la “violencia del Estado”. Así que seguirán de protestant­es políticos, pues se quejan de que sufren la prepotenci­a y la soberbia del gobierno federal. Engreídos, advierten que “las formas de la lucha de la CNTE no están a negociació­n. Asistiremo­s a una mesa de negociació­n hasta que nuestras instancias así lo determinen”, alardeó Rubén Núñez, el líder oaxaqueño más exhibido y pretencios­o.

Que se sepa mucho, están acompañado­s por líderes de Michoacán, Enrique Henríquez, de la sección 9 del DF, y Alejando Gómez, de la sección 7 de Chiapas. También conviniero­n en regresar a clases para cerrar el ciclo escolar y a lo que llaman repliegue de fuerzas.

Es creíble que haya bajado su enardecimi­ento porque, hasta el viernes, no se les había depositado a los maestros oaxaqueños la primera quincena de junio. Hacen un esfuerzo para ejercer presión postrera, pues dicen que si bien regresan a clases, esto no implica cesión por la exigencia impuesta por el gobierno de Peña Nieto de reactivar el diálogo si cumplen con sus labores. Es sabido que hay millones de escolapios que no tienen clases ya hace tiempo. Ha de ser para mal, sobre todo. m

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