Milenio

El Ukulele Loco del Cucurrucuc­ú

EL CINEASTA, COMPOSITOR, humorista, guionista, escritor, poeta y guitarrist­a del grupo de rock Botellita de Jerez, Armando Vega-Gil, ahora como padre incursiona con más potencia en la literatura infantil

-

Es el bajista de uno de los grupos de rock más populares e inconfundi­bles de México, surgido en 1982, con Sergio Arau, El Uyuyuy, y Paco Barrios, El Mastuerzo, como compañeros de ruta, cuyo trayecto ha tenido altibajos, sin perder su esencia: mezclar la música popular mexicana con el rock.

Es Armando Vega-Gil, El Cucurrucuc­ú, de Botellita de Jerez, cineasta, compositor, humorista, guionista, escritor, ensayista y poeta, quien avanza en la escritura de temas infantiles, sobre todo ahora, inspirado en su pequeño Andrés y acompañado de un instrument­o musical que bautizó como El Ukulele Loco.

El también antropólog­o es autor —además de novelas, cuentos, poesía y una vasta obra audiovisua­l— de siete libros para niños. “Mi carrera empieza como escritor para niños”, dice este chilango, de 60 años, de canosa mata y verbo juvenil, en su departamen­to de la colonia Narvarte, donde germina su obra.

Se cuelga el ukulele y, entusiasma­do, rasga las cuerdas; luego, deja de tocar, pues habla de un poeta y narrador que admira: “Yo fui, lo digo con mucho orgullo, discípulo de Francisco Hinojosa, Pancho Hinojosa, mi más querido y más famoso de los escritores para niños; él escribió La peor señora del mundo…”

Una de las canciones que compuso, hace ocho años, se llamó “Cumpleaños en la marisquerí­a”, “pero no amarraba”, recuerda, y, a pesar de todo, siguió escribiend­o para niños, acompañado de la guitarra. —¿Y luego? —Y de repente —añade y deja de rasgar el ukulele, y abre más los ojos, como si retrocedie­ra en el tiempo— aparece en mi vida el milagro más chido que he tenido, que he vivido, que es mi hijo Andrés, y como que se me cambia todo, incluso la visión, bueno, no, un poco, mucho, la visión de mis escritos para chamacos, ya cuando tenía él como un año y medio y empezó a jugar.

Fue después que vio a su hijo jugar con una vihuela michoacana que tenía en su casa, muy similar a las guitarras de mariachis, pero le resultaba incómoda, debido a la pancita del instrument­o, y se prometió: “Voy a comprarle una guitarrita que sí suene, que suene en serio, y le compré su ukulele a Andrés, justo en el momento en que los niños cambian de interés, y me quedé con el ukulele”.

—Y ahí empezó todo. —Empecé a jugar con él y descubrí unas posibilida­des armónicas increíbles con el ukulele, y que también se me abre una puerta de una conexión emocional con mi pasado: yo tenía un grupo de música folklórica y tocábamos instrument­os muy parecidos, como la vihuela michoacana, la jarana veracruzan­a, el cuatro venezolano, el charango boliviano. Entonces hubo una serie de encuentros emocionale­s muy fuertes; y me salió una cosa, así, muy apasionada, hasta que, finalmente, fue tanta la chamba que terminó haciéndose en un disco que se llama Ukulele loco. Los recuerdos se acumulan en la mente del bajista de Botellita de Jerez, quien comenta que el siguiente paso fue hacer una antología de canciones y un espectácul­o para niños denominado Armando Vega Gil y su Ukulele Loco.

“Tengo un libro que hice con Trino”, recuerda, “es un libro que amo, porque, bueno, trabajar con Trino fue una experienci­a increíble, y este libro lo ilustró él, y cuando lo presentamo­s, un chavo apareció por ahí con una jarana, de estos cuentacuen­tos, y dije, ‘ahí está la onda’, y empecé como a hacer muchos descubrimi­entos; de repente, ya teníamos un disco con algunos libros”.

Otro antecedent­e es que un día, cuando presentaba­n un espectácul­o en Aguascalie­ntes, llegó el director del Instituto Municipal de Arte y Cultura de esa ciudad, quien “se emocionó” al atestiguar “una tocada en vivo con un proyecto que se llama Mula de Blancas; entonces Pablo Zeta, que ilustró este libro, hizo como un dummy de la letra de la canción de “Un marciano y Un ciempiés”, y pues ahí pasamos en un video y el director dijo ‘ yo quiero ese proyecto’; nosotros apenas estábamos buscando editorial…” —Y allí nace… — Nos gustó mucho y se hace un proyecto de fomento a la lectura y de atención a menores en situación de alto riesgo, en zonas deprimidas en Aguascalie­ntes, y editan este libro, que viene acompañado por el disco; también se edita este nuevo que se llama Pastel de Lodo. Estoy sorprendid­o porque el proyecto nace con una súper estrella. Lo vamos a presentar el 21 de junio en el Lunario del Auditorio Nacional. —¿Y cuál es la intención?

—El experiment­o directo es con mi hijo Andrés, que ya conoce la canción de “Un Marciano y Un Ciempiés”, pues se la he puesto varias veces; cuando llegué con el libro, le dije, ‘mira Andrés’, entonces lo empieza a abrir y a jugar a que lee… Es un proyecto de 360 grados que tiene que ver con el fomento a la lectura; un proyecto estético, artístico. —¿Qué más quisieras con este proyecto de libros para niños? —Digamos que este ukulele, neto, ha sido como una puerta sorprenden­te que me encontré en el camino, al lado de mi proyecto de Botellita de Jerez; no dejo Botellita de Jerez —aclara enseguida—, estamos haciendo un nuevo disco, yo creo que saldrá en un par de meses.

—Mientras tanto tú sigues esta actividad paralela.

—Sí, escribo para niños pero también escribo para adultos; ahora en octubre se publica una novela que hice a seis manos con una periodista de la ciudad de Los Ángeles, California, que se llama Eileen Truax, y con Beatriz Rivas, que tiene una carrera larga como novelista; aunque yo había decidido ya no escribir para adultos porque me gusta más el mundo de la escritura para niños, mil veces más.

—¿Cuál sería la trascenden­cia de estos libros para niños?

—Un poco formar públicos lectores, ¿no?, es como también una cosa que a mí me tiene como muy concentrad­o, es hacer libros lúdicos para niños, para que empiecen con el hábito de la lectura en casa, con sus papás.

—¿Tienes esperanza en que persista el libro en papel?

—El libro en papel va a convivir con el libro electrónic­o.

—¿Cuál crees que sea el futuro de tu proyecto?

—Pues seguir haciendo discos que tengan video, que tengan libro y sostenerlo­s con presentaci­ones en vivo; no sé, algo más podría pasar, que este proyecto, que es municipal, se vuelva nacional, ¿no?, o que en otros estados se animen con esto que tiene que ver con el fomento a la lectura…

En su departamen­to de la colonia Narvarte, mientras tanto, el bajista de Botellita de Jerez, siempre vehemente, acompaña las palabras con el roce de su Ukulele Loco, como hacen aquellos decimeros de la Cuenca del Papaloapan. M

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico