NICOLÁS ECHEVARRÍA, CINEASTA AUTODIDACTA “ANTE VIOLENCIA Y CORRUPCIÓN, EL LUMINOSO MUNDO INDÍGENA”
AUNQUE SE CONFIESA MÚSICO Y ARQUITECTO “FRUSTRADO”, EL NAYARITA ES UNO DE LOS DOCUMENTALISTAS PRINCIPALES DEL CINE MEXICANO, MAESTRO DE SIETE GENERACIONES QUE HA SIDO FIEL A SU ORIGEN Y SU ARTE PARA MOSTRARNOS LAS CULTURAS Y RITUALES DE LOS CORAS Y HU
Lo que Nicolás Echevarría (Nayarit, 1947) proyecta en sus películas nadie se lo ha contado; lo sabe de primera mano. Es común escuchar sobre el uso de los hongos alucinógenos y el peyote como drogas alternativas, pero pocos como este director de cine conocen el significado de la ingestión de estas plantas en términos de la religiosidad y las creencias indígenas. Casi nadie como él, que se ha sumergido por largas temporadas en la Sierra Madre Occidental para conocer de cerca la hechicería del mundo wixárica y darnos acceso a ella a través de su trabajo documental.
“Lo único que deseo es transmitir un lenguaje luminoso sobre México, en medio de tantas noticias tan horribles. Ahora que nuestro país se está desbaratando en corrupción y e inmoralidad, me encantaría que la gente piense que existe un mundo maravilloso, de la gente más humilde y no la más afortunada, entre comillas. Gente que vive situaciones de muchísima dificultad, pero que tiene la dignidad suficiente de producir arte y crear un mundo mucho mejor”, asegura el cineasta en conversación con Dominical MILENIO.
Echevarría estudió arquitectura, música y artes plásticas, pero al final se dio cuenta de que la afición que tenía por ir diario al cine era su verdadera pasión, por lo que cada uno de los estudios que realizó por separado, terminaron por complementar su formación como uno de los cineastas, directores y documentalistas más importantes en México.
Eco de la montaña su más reciente obra, se estrena este mes. La historia comienza en 1997, cuando el entonces presidente de México, Ernesto Zedillo, junto con su homólogo de Francia, Jacques Chirac, inauguraron un mural en una estación del Metro cerca del Museo Louvre en París. Sin embargo, se olvidaron de invitar al artista creador de la obra, el huichol Santos de la Torre, quien plasmó en dos por tres metros, con más de un millón de piezas de chaquira, las más antiguas tradiciones wixáricas. Este filme explora la conexión de los huicholes con los dioses mediante el recorrido por La Ruta del Peyote (en peligro de desaparecer, salvo que sea protegida por la Unesco) para crear un nuevo mural. El cineasta captura paso a paso el proceso de realización de esta obra de Santos de la Torre, que ilustrará historia, mitología y prácticas religiosas de aquel pueblo.
Echevarría creció admirando a coras y huicholes, de ahí su avidez por indagar y plasmar en sus obras la cosmogonía indígena. Cuenta con más de 40 años de trayectoria, con obras como Cabeza de Vaca (1990), Judea: Semana Santa entre los coras (1974), María Sabina (1978) y Hikure Tame. La peregrinación del peyote entre los huicholes (1975). Su último filme, Eco de la montaña (2014), se hizo acreedor al Hugo de Oro en el Festival Internacional de Cine de Chicago, fue elegido en la sección NATIVe del 65 Festival Internacional de Berlín y nominado además a dos premios Ariel por mejor Largometraje Documental y Música Original.
¿CUÁNTO TIEMPO LE LLEVÓ FILMAR
El proyecto empezó más o menos en 2011 y terminó en 2014. Generalmente trabajo con Mario Lavista. Él es el músico con el que he hecho todas mis películas, pero yo estudié música también, entonces a veces musicalizo las películas. Soy arquitecto frustrado, músico frustrado, artista plástico frustrado y cineasta, espero no frustrado, porque ya tengo obra, pero quise estudiar arquitectura, música y no terminé. Finalmente me encontré con el cine que conjunta, digamos, todos estos estudios. Pero soy autodidacta.
¿Y QUÉ HAY DE SUS ESTUDIOS EN EL MILLENNIUM FILM WORKSHOP DE NUEVA YORK?
Estuve en Nueva York y ahí fue donde nació mi pasión. Antes me gustaba mucho ir al cine, pero jamás me imaginé que iba a ser cineasta. Entonces, una vez que empecé a hacer cine, me entró con pasión el asunto. Y desde que hice mi primera película, por ahí de 1973, prácticamente no he parado de hacer cosas. Unas mejores que otras, pero no he parado.
¿CÓMO SURGE LA PRIMERA OPORTUNIDAD?
Formé parte de este taller de cine en Nueva York y ahí fue donde hice mis primeros experimentos como cineasta, muy influenciado por toda la escuela underground de los neoyorquinos, que eran muy radicales, trabajaban de forma individual, hacían prácticamente todo. Filmaban, hacían sonido, musicalizaban, etcétera, y así empecé también.
Tenía un amigo con el que me veía mucho en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, todos los días íbamos al cine y él siempre me decía: “Tú debes ser cineasta”. Él ya había tenido una aventura como cineasta y una vez me dijo: “Aquí tengo una cámara y tengo unos rollos, yo voy a ser tu padrino en tu primera película”. Y yo le dije: “¿Y ahora qué hago?”, y me dice: “Pues sal a la calle y filma lo primero que te llame la atención”.
Y así fue, salí a la calle, empecé a filmar mis primeros experimentos y después regresé a México a hacer la película Judea... oficialmente mi primera, sobre los coras que viven en Nayarit. Es de las mejores películas que he hecho. En esa época Mario