Milenio

Papá, soy gay

- BRAULIO PERALTA

No cambié nada a la carta que escribí en 1989, desde Madrid: Quizá te sorprenda esta carta. Siento la necesidad de hacerlo. La distancia orilla a lo que eludimos en cercanía. Es irremediab­le, pero no quiero traicionar sin decir lo que siento por ti, por mi madre, por mis hermanos.

Siempre he querido ser libre e independie­nte, una de las muchas cosas que aprendí de ti. Tus reflexione­s sobre la vida, claras y llenas de verdad. Te admiro, papá. Ya una vez te dije que ninguno de tus hijos te superamos. Ninguno sacó tu fuerza, tu voluntad para vencer dificultad­es. Tienes errores, muchos, eres humano. Pero has dado lo que tienes. Eso no lo hace cualquier padre. Es algo que no hemos terminado por entender tus hijos. Yo me he querido aproximar a esa tu manera de luchar, sin dejar de ser yo. No lo he logrado. Las parejas importan en la vida, y tú tienes a una mujer, mi madre, que te apoya en todo.

No te vayas a equivocar, papá. No vayas a pensar que estoy enamorado de tu mujer. Lo sabes porque ya te dije que mi forma de amar es otra: soy gay. Esa fue mi elección. Pero tú has sido afortunado con mi madre y ella contigo, a pesar de tu temperamen­to. Si no tuvieras ese carácter no serías tú. Mi madre lo sabe. Lo sabe más que ninguno de nosotros.

Pero te decía, ese amor que se tienen es maravillos­o. No han dejado de amarse. Dicen y callan todo. Lo aprendiero­n con el tiempo, conviviend­o solos primero y con sus hijos después. Igual a ustedes les parece lógico pero no es así. Son muchos los que lo intentan, los que dicen que se aman. Pero duran poco. No fue el caso de ustedes. Aprendiero­n juntos la sabiduría en cosas de amor.

No vayan a creer que estoy triste, por favor. Solo quiero confesarle­s una cosa: yo también estoy enamorado pero no sé si lo mío tenga futuro. No se vayan a asustar. Estoy bien. Pero pensando en el amor reflexioné en ustedes como uno de los mejores ejemplos que conozco. Ahí donde el amor tiene que pasar por matices: la comprensió­n y la incomprens­ión y hasta el odio dentro del amor.

Pocos pueden voltear y ver lo que ustedes han hecho juntos. Olvídate de valorizar a los hijos: ustedes no tienen nada que ver con lo que somos. Ustedes cumplieron con educarnos. Uno escoge el camino. Ustedes no son culpables de nada, papá, ya quítate ese peso de encima y también mi mamá. Cada quien trae su destino.

(Papá se murió en 2000. Yo superé mi crisis). m

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