El Incan y la Cofepris ayudan a mejorar el acceso a la morfina
El Consejo de Salubridad General facultó a la agencia sanitaria para poder expedir los recetarios a los médicos y reducir a solo cinco días un trámite que llegaba a tardar meses
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), en un esfuerzo de dos años que realizó junto con el Instituto Nacional de Cancerología (Incan), el Consejo de Salubridad General (CSG) y la industria farmacéutica, entre otras instancias, revolucionará la manera en que se fiscalizan los medicamentos controlados, como la morfina, para que los enfermos tengan acceso efectivo cuando la necesiten.
De acuerdo con estadísticas del Incan, la mitad de los pacientes con dolor crónico no recibe tratamiento para sobrellevarlo, y una cuarta parte muere con dolor intenso al carecer de acceso a fármacos como la morfina en el esquema de cuidados paliativos. “Partimos de que el consumo per cápita de medicamentos controlados en México, básicamente la morfina, es bastante bajo comparado con otros países similares en condiciones de desarrollo”, explicó en entrevista con MILENIO Mikel Arriola, titular de la Cofepris. “En México consumimos 0.51 miligramos de morfina per cápita, cuando en Argentina, por ejemplo, se consumen 10 y el promedio de debe andar alrededor de 5 miligramos”, detalló Arriola.
REGLAS RÍGIDAS
El titular de la Cofepris comentó que “el diagnóstico de por qué no se consume pasa también por el hecho de que la regulación ha sido rígida”.
Por ello se ha buscado la manera de modernizarla para poder tener un control más eficiente sobre la manufactura, distribución y receta de fármacos opiáceos, con el objetivo de garantizar su buen uso, pero también de que lleguen a los enfermos que los necesiten.
Arriola explicó que había tres problemas en cuanto a la regulación de este tipo de medicamentos., “El primero es que no había una comunicación clara que hubiese sido propiciada por la autoridad entre la manufactura, la distribución y la dispensación. Es decir, se podía tener mucho inventario, pero no se tenía en los puntos de venta suficiente producto, lo que se tenía que hacer era conectar a las tres fases de la cadena”, comentó.
“El primer esfuerzo que hicimos, que no implicó una reforma a la regulación, fue constituir un grupo especial que está liderado por el Incan, y también fuimos muy bien advertidos por el propio patronato del instituto para que hiciéramos esta mejora, para que se sentaran (a ponerse de acuerdo) distribuidor, farmacias y manufactura”, detalló el comisionado.
Gracias a esa comunicación entre las partes invbolucradas, aseguró, ahora hay 100 mil unidades de morfina para que la distribución inmediatamente las envía al punto donde se necesite cuando los hospitales la requieran. “Pero para completar el ciclo teníamos que reformar la regulación a fin de que se recetara, fluyera y hubiera oferta en las farmacias”, afirmó.
CAMBIO DE ESTRATEGIA
El titular de la Cofepris explicó que había desincentivación en la industria farmacéutica debido a que “en 2009 hubo una reforma en la que se hizo todavía más rígida la regulación de medicamentos controlados, en las fracciones uno y dos, ahí está la morfina y ahí están los opiáceos.
Por ello, el equipo de la Cofepris, junto con miembros de la industria y de los institutos de salud del país, plantearon el tema a las diversas instancias involucradas, principalmente el CSG, que es la instancia con facultades regulatorias en circunstancias atípicas. “El consejo, lo que hizo después de ver el diagnóstico mencionado, fue habilitar a la Cofepris para que pudiera, en la cadena, liberar esas trabas en la parte regulatoria”, narró Arriola.
Una de las principales trabas para distribuir el medicamento de manera segura y eficaz, comentó, eran los “libros de control físicos para este tipo de productos, se tenía que tener uno desde la manufactura, pasando por la distribución, hasta la dispensación, en el que se registraran las entradas y salidas. “Eso, además de ser rígido, no le servía a la Cofepris para poder tener una buena auditoría del producto y una buena rastreabilidad”, explicó el comisionado. “Lo primero que nos facultó el consejo fue cambiar de libro de control escrito al electrónico, lo que nos da una gran flexibilidad, primero para revisar las entradas y salidas en tiempo real, y segundo para que los actores de la cadena ya no le tuvieran miedo ni los costos de transacción subieran en el comercio de estos medicamentos”, detalló.
La segunda parte de la rigurosidad regulatoria eran las recetas. “Tenían dos problemas, el primero era que se tenía que solicitar el recetario a la autoridad local de salud; esta revisaba la solicitud y le entregaba al doctor el talonario, podían pasar muchos días, incluso meses, antes de que eso ocurriera”.
De acuerdo con el comisionado, el promedio para tramitar esos recetarios era de un mes, pero llegaban a tardar hasta dos meses y medio en llegar a los médicos que tratan a los pacientes con dolor intenso.
Para resolver esa situación “el CSG facultó a la Cofepris para poder emitir estas recetas de manera electrónica. A partir de que lancemos el esquema en los próximos días el médico va a poder ingresar a la página de la Cofepris, hacer su solicitud y obtener su talonario de recetas de manera casi inmediata, en un periodo expedito de cinco días”, aseguró el funcionario.
PREJUICIOS Y CAPACITACIÓN
El problema de acceso efectivo a la morfina, aseguró Arriola, “no solamente es la regulación, también es la capacitación de los médicos, promover que se recete.
De acuerdo con Alejando Mohar, ex director del Incan y miembro de la Junta Internacional para la Fiscalización de Estupefacientes de la ONU, que ha impulsado los cambios para acabar con el desabasto de la morfina, señaló que “hay médicos que, de forma injustificada, por sus creencias, desconocimiento o falta de capacitación, simplemente no tratan a los pacientes con morfina”.
Arriola explicó que otra de las medidas que se acordaron con el CSG es la capacitación de los médicos para que receten fármacos controlados cuando el paciente los necesita. “Vamos a duplicar el número de recetas y además vamos a poder omitir los datos del médico, que era otro tema que era disuasivo para que quisieran emitir recetas, tomando en cuenta que también, por falta de capacitación se satanizan los productos controlados”, destacó Arriola.
“También hemos hecho otras cosas, como incrementar la cantidad y las alternativas de medicamentos controlados con la política de genéricos para que el precio no sea un problema”, concluyó. m