Siempre creí en mi selección
Matías Vuoso no es el mejor atacante del mundo, ni mucho menos Raúl Jiménez, al que los internautas dedicaron espacios en redes sociales: “el peor delantero de España le metió gol al mejor portero de la Liga, Claudio Bravo”. Pero Vuoso -con un doblete- y Jiménez, los artilleros de la selección mexicana, se convirtieron anoche en héroes nacionales gracias a que sus anotaciones permitieron el empate de 3-3 contra Chile.
México jugó con personalidad y sin complejos en el estadio Nacional para hacerle juego a LaRoja y sacarle un gallardo empate.
El Tri se puso dos veces en ventaja en el marcador y asustó a un equipo andino lleno de estrellas liderados por Eduardo Vargas, Jorge Valdivia, Alexis Sánchez y Arturo Vidal, un auténtico crack que demostró su excelso nivel de juego con dos tantos.
El equipo de Miguel Herrera mejoró sustancialmente en relación a su debut contra Bolivia y al menos en el primer tiempo brindó mejores sensaciones con aplicación táctica y contundencia, haciendo ver mal al anfi trión.
En el complemento Chile se lanzó herido en busca del triunfo y se adelantó por conducto de Vidal, impecable en la ejecución del tiro penal. Pero entonces llegó Adrián Aldrete con un trazo largo a la espalda de la confundida zaga chilena y apareció Vuoso, exacto para puntear ante la salida de Bravo y decretar el heroico 3-3, con el desconsuelo de la hinchada local.
Jorge Sampaoli culpó al árbitro peruano Víctor Carrillo de la igualada, al considerar que anuló dos goles legítimos de Valdivia y Alexis Sánchez. Yo doy crédito al carácter del conjunto mexicano y a las ganas de convertirse en aguafi estas de un torneo donde está por invitación y que en dos ediciones anteriores se ha convertido en protagonista al terminar como subcampeón.
Lo único “B” que vi de México fue de Bueno. Ahora nos jugamos contra Ecuador el pase a la siguiente ronda, ante un rival que ayer perdió contra Bolivia y prácticamente ya toma su avión de regreso a casa.
Siempre creí en mi selección.