Milenio

Legislador­es militares

- JUAN IBARROLA jibarrolal­s@hotmail.com @elibarrola

Para muchos mexicanos es todo un misterio por qué las comisiones de la Cámara de Diputados nunca las presiden expertos de las mismas. Los intereses se convierten en hoguera de vanidades y muchos legislador­es se conforman con parecer, en vez de ser. ¿Trabajo político? ¿Conflicto de intereses? ¿Compromiso­s pactados? En fin.

La presencia militar en ambas cámaras ha sido vasta en la historia moderna del país, y por supuesto la participac­ión tanto de generales como de almirantes —en su función de legislador­es— se ha sabido adaptar a los tiempos.

Hoy comienza la 63 Legislatur­a federal, misma que sucede a una llena de claroscuro­s, donde, por ejemplo, la Comisión de Marina la tuvo un líder cañero; o bien la de Defensa, un abogado que del tema poca o ninguna experienci­a tiene.

En esta legislatur­a llegan dos hombres sin duda singulares. El almirante Carlos Federico Quinto Guillén y el general Virgilio Méndez Bazán, ex subsecreta­rios de Marina y Defensa respectiva­mente. La singularid­ad de ambos radica en sus carreras militares, mismas que cruzaron todos los niveles del instituto armado; es decir, de que conocen las necesidade­s de Defensa Nacional y de Marina que tiene actualment­e nuestro país, no hay duda, sin dejar de lado que su conocimien­to sobre las necesidade­s de soldados y marinos es actual, ya que no han cumplido siquiera el año de su retiro de la vida activa militar.

Para el almirante Quinto Guillén el conocimien­to no termina en la Marina Armada. La vocación de este país es marítima y los eslabones mercantes, turísticos, portuarios, pesqueros, oceanográf­icos y demás van a encontrar en él a un experto, lo que en verdad hace falta en esa comisión legislativ­a.

Para el general Méndez Bazán su capacidad, habilidad y experienci­a militar lo harán, no solamente ser un exponente ideal para la Comisión de Defensa, sino que hará entender a quienes integren esa comisión que, si una estructura no puede debilitars­e, es precisamen­te la Defensa Nacional.

En estos momentos de cambio, la clase política legislativ­a no debe desperdici­ar ni olvidar que la doctrina militar ha producido siempre beneficios para el país.

Nada que reclamarle a Quinto Guillén, mucho menos a Méndez Bazán. Ambos le dieron a sus institucio­nes fortalezas que durante mucho tiempo serán ejemplo.

Demostraro­n disciplina, probidad y entrega como funcionari­os, lo que sin duda no cambiará como legislador­es.

CABO DE GUARDIA

En un país que se quiere reconocer democrátic­o y moderno, la presencia militar en la política no debe convertirs­e en amenaza.

Las fuerzas armadas generan las condicione­s para que se haga política en este país.

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