El país ha sido rebasado por la violencia: González Rodríguez
El escritor dice que debemos comprender lo que aconteció para evitar que vuelva a suceder y para buscar formas de participación
Cuando el escritor Sergio González Rodríguez (Ciudad de México, 1950) decidió hacer un recuento tanto de lo sucedido el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, como de todo lo que ha ocurrido en un año, lo hizo bajo una certeza: es necesario “esclarecer hechos que las autoridades obligadas a hacerlo no nos esclarecieron”. “Me permito recuperar todo eso que está soslayado, olvidado, reprimido, para presentarlo a los lectores. Tenemos que comprender lo que aconteció para evitar que vuelva a suceder y, sobre todo, para sentar las bases de formas nuevas de participación política”, asegura el escritor a propósito de su libro más reciente, Los 43 de Iguala. México: verdad y reto de los estudiantes desaparecidos (Anagrama, 2015).
Uno de sus objetivos fue tratar de modificar la forma como registramos desde el periodismo o la literatura, desde nuestra postura ciudadana, la realidad que nos tocó vivir, para lo cual se dio a la tarea de documentar los hechos a fin de entenderlos mejor: recupera investigaciones y analiza documentos, siempre con vistas a que no se repita, “y desplazar nuestra mente de lo convencional, para tener un panorama más abierto, más amplio, más crítico”. “El trabajo se hace de acuerdo con el propio reto, al menos en el caso de los 43: un tema atroz, un acto de barbarie inaceptable que, sin embargo, las autoridades han buscado minimizar desde el principio, al ocultar los factores importantes, decisivos, que están de por medio”.
El autor de títulos como Huesoseneldesierto y Campode guerra asegura que si bien la búsqueda de culpables es un asunto vinculado con el sistema judicial, sí se pueden plantear responsabilidades políticas o históricas muy específicas, tanto del Estado mexicano como del gobierno estatal y el municipal, incluso de “de los líderes de los 43 que los mandaron a hacer actividades de altísimo riesgo”. “Como ciudadanos debemos ser muy claros en ver quiénes son los responsables o debieron evitar esto y no realizaron su trabajo de prevención. No queremos más violencia, México es un país rebasado por ella y no creo que esa sea la solución”, comenta González Rodríguez.
El libro parte de una certeza: la necesidad de romper con la división entre buenos y malos, insurrectos y gobiernistas, porque este tipo de acontecimientos no suceden en un confín lejano, “son asuntos que me competen en lo inmediato y tengo que tratar de explicarlos”.
“Las propias autoridades buscan crear una versión histórica donde no existe fundamento para ella. En México no hay cultura de la investigación policiaca, y más del 90 por ciento de los delitos que se persiguen fueron situaciones en flagrancia. Cuando lees lo que la autoridad considera de Iguala te encuentras con un conjunto de versiones que dependen, básicamente, de testimonios obtenidos bajo tortura, amén de que en lo pericial no se respetó la cadena de custodia. No se respetaron protocolos mínimos de una investigación policiaca”, destaca.
Por ello, debemos tener sociedades más informadas, más moldeadas en sus criterios, conscientes de sus límites y de sus derechos, obligaciones y alcances como ciudadanos, olvidar la idea de que la participación ciudadana se limita al voto, cuando debe ampliarse a muchos ámbitos de la vida colectiva. “Desde luego, siempre pienso en los demás: cuando hablo en primera persona lo hago para hablar de los demás o de lo que creo es importante decir a los demás. En esta medida, el trabajo es personal y político, busco cambiar el modo como concebimos la política, que arranca desde la información que recibimos: ¿qué clase de cultura política estamos creando a partir de manipular la mente de las personas?”, se pregunta el periodista.