Chicharito sigue siendo un tipo con mucha suerte
Sigue siendo el Chicharito un tipo con suerte. Que lo haya comprado el Bayer Leverkusen, uno de los equipos más fuertes de la Bundesliga, uno que competirá en la Champions League, es para que lo agradezca y se comprometa. Fuera de aquel primer año en el Manchester United, en el que bajo las órdenes de Sir Alex Ferguson, justificó plenamente su contratación, el delantero no ha dado una. Y la última estampa que se registra de él, hace apenas unos días, de regreso con el ManU, en la previa de la Champions, cuando falla grotescamente un penalti y dos remates más a la portería prácticamente vacía, no le ayudan en nada.
La imagen de su entrenador Louis van Gaal, mirando entre burlón y desconsolado a su auxiliar Ryan Giggs, tras uno de los yerros del mexicano, crearon casi una caricatura de él.
Chicharito no estaba para jugar, ni de cambio, en el Manchester United ni en el Real Madrid, equipo en el que estuvo a préstamo el año pasado y que decidió no hacer válida la opción para comprarlo. La exigencia en ambos planteles hizo que los entrenadores lo botaran.
Con el Leverkusen, que enfrentará al Barcelona y a la Roma en la Champions, puede pelear por la titularidad, pero tampoco es que la tenga regalada.
Chicharito y la gente que lo representa y asesora deben de ubicar con rapidez en dónde está la problemática que impide a un jugador con tan buenas condiciones tener actuaciones consistentes.
Hoy todo indica que al margen de la suerte tomaron una decisión adecuada. Se creyeron un rato que podía estacionarse como suplente en un equipo grande, pero el propio Javier se encargó de convencer a Van Gaal de que ahí no era su sitio. No debe leerse como ninguna sentencia negativa ni irónica decir que el Leverkusen está a su nivel y que debe tomarlo como su gran reto. El principal reto de su carrera.