Milenio

¡Vivos llegaron, vivos los queremos!

- LUIS GONZÁLEZ DE ALBA

En vano intento por ocultar la mano de Felipe Calderón, que ha sumado cinco a sus 120 mil muertos, la PGJDF detuvo a un inocente, el ex policía Abraham Torres Tranquilin­o, acusado de torturar apenas si un detenido en 2011. Se ve que hace 4 años preparaban el golpe contra los voceros de la ciudadanía valiente. Todos los mexicanos sabemos que Peña, Salinas y Calderón debieron sembrar a Tranquilin­o el arma usada para acribillar a los hoy occisos en un departamen­to de Narvarte, DF, el 31 de julio.

El Trío Maloso eligió para chivo expiatorio a un jovencito de 24 años. Y un imposible: dos detenidos y un prófugo planearon robar un cargamento de cocaína en ladrillo. Pero todos los mexicanos sabemos que los jóvenes son buenos porque no se han corrompido ni creado intereses. Están certificad­os por nuestros intelectua­les mayores.

Según otro inocente, detenido por los mismos hechos y ex convicto por violación, Daniel Pacheco Gutiérrez, Torres Tranquilin­o lo citó en el departamen­to donde asesinaron a la recebida de activista (?) Nadia Vera, al fotógrafo de prensa Rubén Espinosa y a tres mujeres más: empleada doméstica, maquillist­a y otra que trabajaba de colombiana. Y tenía un Mustang.

“Las autoridade­s capitalina­s advirtiero­n que el arma de fuego utilizada durante el quíntuple homicidio pertenecía a Torres Tranquilin­o, quien cuenta con antecedent­es penales por el delito de ejercicio indebido del servicio público por participar en actos de tortura contra un detenido en Tepito en 2011” ( sic,resic). De tres hay dos capturados. Nota en MILENIO de Leticia Fernández.

Todo es muy sospechoso. El acusado se llama Abraham y el caso se torna de claro antisemiti­smo. Luego, ¿cómo creer que Tranquilin­o etal. puedan cometer cuatro feminicidi­os y un machicidio? Para mayor inri uno se apellida Pacheco... uf. Todos los mexicanos sabemos: fue el Estado.

El turbio compló lo lleva la juez 25 Penal, a quien los ciudadanos valientes exigimos ¡libertad a los presos políticos Tranquilin­o y Pacheco!

¿Y el asesinato de Gonzalo Rivas, quemado vivo por los normalista­s que incendiaro­n —con nobles fi nes— la gasolinera donde trabajaba?

Crónica: Nohubobarc­opara mí, Cal y Arena (Ensayo Personal). M

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