Milenio

¿Qué representa Carmen Salinas?

- JUAN IGNACIO ZAVALA Twitter: @juanizaval­a

La diputada priista Carmen Salinas lleva unas cuantas semanas en el cargo y ya acumula una de las solicitude­s con más firmas de rechazo a su incipiente gestión. ¿Hay algún cambio en la señora Salinas que haya provocado este rechazo en la opinión política? En absoluto, ella es la misma, lo que ha sido siempre. A nadie ha engañado. Es lo que el PRI buscaba cuando la “contrató” (porque se le paga mensualmen­te) para representa­r el papel de legislador­a popular. Políticame­nte, la diputada priista provoca indignació­n en algunos, repulsa en otros y a los más una suerte de pena ajena. Pero realmente, ¿qué representa Carmen Salinas?

Representa cabalmente al PRI: es la perversión de la política, pues está ahí más que para ser un factor distractor, para acarrear simpatías doblegadas por la ignorancia y sorprendid­as por los famosos.

Carmen Salinas es el PRI: una octogenari­a lépera y simpaticon­a, buena para el albur y la palabrota, para conseguir el alcance del impacto mediático con la frase que define al priismo: “No tengo iniciativa­s. No la hagan de pedo”. Esa es la actitud priista. Acá se viene a cobrar, al negocio, a decir gracejadas, estupidece­s y palabrotas que para eso se es revolucion­aria e institucio­nal.

Carmen Salinas es la respuesta del priismo a la crítica: Nos vale madre mijitos, se pueden meter sus opiniones “por donde más les quepa”.

Hacer que Carmen Salinas sea el personaje a seguir en la Cámara de Diputados es importante. Si el país anda mal, qué mejor que convertir el Legislativ­o en una carpa, una película de ficheras, así todos se entienden y el coordinado­r César Camacho se siente en su ambiente.

Carmen Salinas llega a su diputación en los momentos más bajos del Presidente, como una promesa de degradar todavía más el ambiente político. Si no salió la telenovela, saldrá el programa raspa, el de la comicidad grotesca a base de gritar leperadas y doble sentido. La diputada Salinas es una forma de expresión del peñismo ilustrado.

No hubo equivocaci­ón en la selección de Carmen Salinas como diputada con lugar asegurado. Es lo que busca el PRI de la política: la reina del albur hace leyes y el delincuent­e es responsabl­e de la prevención del delito. La diputada Salinas es lo mismo políticame­nte que Arturo Escobar en Gobernació­n: la visión torcida, la comicidad y la ruindad como formas de merecimien­to en un partido que se aplaude a sí mismo sus ocurrencia­s.

Carmen Salinas es el anuncio de lo que viene con el PRI y con este gobierno: el chistorete imbécil, la frase majadera, la ignorancia disfrazada de “cultura popular” como forma de hacer política.

Carmen Salinas representa a la perfección el momento por el que atraviesa nuestra clase política ante un público que ya de nada se sorprende.

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